Juan Román Riquelme está ante la batalla de su vida y lo sabe. Del otro lado está Mauricio Macri, el rival de toda su carrera. Sus cruces comenzaron desde temprano en Boca, cuando el crack ya la rompía en el equipo de Carlos Bianchi, y ahora llegan a su punto cúlmine. Están enfrentados y solo hay lugar para uno de los dos en el club: los socios tendrán que decidir quién será.
Lo que siempre fue un secreto a voces, desde hace años se hizo público. La relación entre ambas figuras políticas pasó por distintos momentos pero siempre primó la tensión. Decisiones de un lado y del otro los fueron alejando más y hoy los tienen en el centro de la escena: uno será quien comande a Boca hasta 2027 y el otro quedará alejado, sin el apoyo popular.
Riquelme vs. Macri: una cuestión de principios
Hace algunos meses, cuando ya se había destapado el cruce mediático, Riquelme marcó la cancha con una frase para la historia. “Yo tengo la suerte que desde los 18 años no tengo jefe. Eso para mí es maravilloso y sé que a esa gente le molesta. Porque a mí no me pudieron controlar nunca. Y yo nunca fui ni voy a ser empleados de ellos“, tiró Román. Y así se distanció para siempre de Macri.
Mauricio, desde hace tiempo, cambió sus declaraciones públicas sobre el mítico enganche y siempre lo critica duramente. “Nos está arruinando, una cosa es saber poner la pelota y otra es dirigir un club”, disparó hace unos años. Y hace poco profundizó: “Se cree que está por arriba de Boca” y “Esto es mucho peor que lo que le hizo Passarella a River”.
De orígenes distintos y formas de pensar totalmente opuestas, Riquelme y Macri siempre chocaron. Pasó cuando el volante estaba en actividad y le costaba ponerse de acuerdo con el presidente. Siguió con la figura de Daniel Angelici de por medio. Y se intensificó como nunca cuando el “10” quiso ser otra figura del mapa político azul y oro. Hoy es una batalla en la que ambos tienen mucho por ganar y por perder.
Riquelme y Macri, dos formas opuestas de ver a Boca
Mientras Riquelme quiere charlar con los vecinos para ir por el sueño de la ampliación de La Bombonera, Macri apuesta por un nuevo estadio en Casa Amarilla. Para Román es importante respaldar al Consejo de Fútbol y hasta darle un lugar a Carlos Bianchi, pero Mauricio cree que es momento del regreso de varios ídolos (Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto, entre otros).
Riquelme desea que Boca siga siendo “un club de fútbol”, como él lo define. Y Macri quiere retornar al modelo que impuso durante dos décadas. Las posturas antagónicas refuerzan la mística de estas elecciones. Y potencian aún más el deseo de Román de ir por la victoria: no solo quiere que el club siga siendo lo que él pretende, sino que también desea que no pase lo que Mauricio busca.
Las elecciones en Boca, la batalla final entre Riquelme y Macri
Riquelme pone mucho en juego en estas elecciones. Por empezar, su nombre. En 2019 decidió bajar del pedestal y “embarrarse” en el día a día de Boca, el club más relevante del país y Sudamérica. Siempre sabiendo que sus decisiones podían tener reacciones negativas. Aún así, se mantuvo firme a sus convicciones y siguió. Ahora busca el apoyo del socio para poder seguir en esa misma línea. Pero los necesita más que nunca: del otro lado está la gran figura opositora que queda.
Román, en definitiva, está ante el gran partido de su vida. La gente lo eligió como ídolo desde hace tiempo y lo puso por encima de otros. Después de retirarse, volvió como dirigente y ahora busca el pleno control. Si gana, no solo será el presidente. También le hará saber a Macri que la confianza en la figura del ídolo y la forma de ver el club son más fuertes que el aparato político y el antecedente de gestión. ¿Volverá a ganar, como siempre que jugó en el campo de juego de La Bombonera?