Boca está atravesando una temporada repleta de golpes duros. Sin Copa Libertadores, con partidos para el olvido y, por momentos, con mucha apatía dentro de la cancha. Si bien se puede analizar lo futbolístico o los entrenadores, buena parte de la responsabilidad se la lleva Juan Román Riquelme.
Desde su vuelta al club en 2020, el equipo cosechó 6 títulos. Sin embargo, distintos factores a lo largo del tiempo llevaron a que el Xeneize ahora tenga dos temporadas consecutivas sin festejar y, además, sin participación en el torneo continental más importante.
Ningún hincha duda de que el actual presidente es uno de los más grandes ídolos del club, y por eso el dolor es aún mayor. Como dirigente cometió (y sigue cometiendo) tres pecados capitales que dan cuenta del presente de su gestión que ahora está en el peor momento.
La eliminación con Alianza Lima, derrotas en clásicos, caídas históricas en La Bombonera y un Mundial de Clubes que empezó con ilusión y terminó para el olvido. Sin contar los múltiples cambios de entrenador durante su gestión como vice y después como presidente. El día a día para cualquier fanático del club resulta desgastante, y más en este 2025 repleto de malos momentos. ¿Se soluciona ganando? Puede ser, pero lo más importante es mirar para adentro y escuchar un poco más.
1.Falta de autocrítica
Cada vez que Juan Román Riquelme declara, activa un mecanismo de defensa a prueba de preguntas filosas. El presidente se limita a criticar ciertos manejos de los medios y repetir algunas frases sobre los hinchas y La Bombonera. En ningún momento hace autocrítica ni del rendimiento del equipo ni de las decisiones de los DT.
Es más, cuando un futbolista del club es muy criticado él termina concluyendo que es “el mejor”, dicho de formas diferentes. Pasó con Frank Fabra (“Es nuestro Marcelo”), con Pol Fernández (“Es el más inteligente del fútbol argentino”), Sebastián Villa y actualmente se repite con Edinson Cavani (“Es el extranjero más importante del fútbol argentino”).
Su pasado como jugador lo hace estar más cerca de esa postura, aunque hoy ocupe otro rol. Pero no hay un análisis más profundo de lo que ellos hacen o mismo de los planteos erróneos que tuvo cada cuerpo técnico bajo su mandato.
En síntesis, no hay ni un atisbo de mirada hacia adentro en ninguna materia. Todo es defensa y acusación pero, lo que preocupa aún más, es la falta de volantazos a a la hora de tomar decisiones importantes.
2.Foco en el puesto de entrenador y no tanto en los planteles
Ante los malos resultados que tuvo Boca en las últimas temporadas, la decisión de Riquelme (como vice o presidente) siempre fue la misma: terminar con el ciclo del entrenador. Primero Russo, después Battaglia (que se convirtió en meme por hacerlo en una estación de servicio) y luego Ibarra, el último campeón que nunca más apareció públicamente. Si bien Jorge Almirón y Diego Martínez renunciaron posteriormente, quedó claro que ambos no tenían condiciones ideales que les permitieran continuar.
Después, echó a Fernando Gago por perder un Superclásico, sin importar que estaba en plena competencia y a poco de disputar el Mundial de Clubes. Decidió llamar a Miguel Ángel Russo, a quien justamente había echado por malos resultados en 2021.
Pero ¿y los jugadores? Lo cierto es que nunca hubo una decisión cúlmine en cuanto a los futbolistas, salvo que se tratara de que no renovaban su vínculo con el club. Tales fueron los casos de Cristian Pavón, Nicolás Valentini, Agustín Almendra, entre otros. La excepción fue Darío Benedetto, que pidió reunirse con el presidente y definió su salida de común acuerdo para poder irse a México, luego de una pelea con Diego Martínez.
Entonces, la misma solución se repitió año tras año y nunca se evaluó otro camino. Otro dato a tener en cuenta es que, bajo su gestión de 2020 a esta parte, ningún jugador que adquirió fue vendido posteriormente. O se fueron libres o están cedidos en otras instituciones, amén de los que siguen en el plantel y no juegan.
3.El carácter de “intocable” del Consejo de Fútbol
Si algo caracteriza a la gestión de Juan Román Riquelme en Boca es el Consejo de Fútbol. Conformado por muchos de sus compañeros en épocas de gloria, este espacio que rodea al plantel profesional nunca sufrió una sola modificación en todos estos años. Cuando el presidente pretende enviar un mensaje, alguno de ellos aparece en televisión o el canal oficial del club para transmitirlo.
Hace poco, Mauricio Sernahizo enojar a los hinchas diciendo que estaban “malacostumbrados” por haber vivido la época gloriosa de Carlos Bianchi. Ante las últimas derrotas, más de un hincha en redes sociales se preguntó por qué no hubo ningún movimiento en el Consejo. Y, justamente, es la única parte del club que no se modificó durante toda la Era Riquelme.
Pueden haber errores, de jugadores, de entrenadores y hasta de dirigentes, pero ese círculo parece “intocable” en Boca. Ni siquiera algunas fallidas gestiones en cada mercado de pases, o el increíble error con la lista para la Copa Sudamericana fueron suficientes para que alguien decidiera dar un paso al costado.
Se entiende que para Román son una pata importante y lo ha demostrado con elogios en distintas ocasiones. “El Consejo del Mate acaba de vender a Anselmino a la liga más importante del mundo”, ironizó el presidente en 2024 luego de que se concretara la operación entre Boca y Chelsea por el pampeano. Los jugadores y los entrenadores pasan, pero el Consejo sigue exactamente igual.