Van casi 55 minutos del segundo tiempo y todo Central festeja un triunfo de esos que tienen otro sabor. Pero Boca, al que muchos ya daban por muerto, no tira la toalla y la lucha hasta el final. Villa saca un centro desde la derecha, Vázquez la desvía y Figal mete un cabezazo a lo Palermo para decretar el 2-2 final en Arroyito.
Alguna que otra garganta estará rota por estas horas, ya que el grito de gol fue un nuevo desahogo para la mitad más uno. El punto conseguido en Rosario no aporta demasiado a lo numérico, pero permite cortar una mala racha de derrotas en el torneo local y llegar con otro ánimo al clásico frente a Racing.
Es cierto que al equipo de Almirón todavía le falta muchísimo para alcanzar su techo futbolístico, que los errores defensivos cuestan caro y que la poca solidez para mantener el arco en cero se hace notar. Pero en lo que va del ciclo se ha visto un Boca que representa mucho más sus valores y que no se entrega en ningún momento: pasó contra San Lorenzo, ante Deportivo Pereira y este domingo frente al Canalla. No es poca cosa por cómo venía la mano hace algunas semanas.
Más allá de la bronca que generen ciertas situaciones, como la poca suerte en determinados momentos o el nivel individual de algunos futbolistas, se vienen días para aferrarse más que nunca a la ilusión que despierta este nuevo proceso. Boca nunca teme luchar y el DT parece tenerlo bien en claro a la hora de bajar el mensaje puertas adentro.