En esta sección, hablamos exclusivamente de fútbol: esquemas, cambios, asociaciones y más. En esta entrega, el empate del Xeneize en el Centenario.

Formación inicial: cuatro cambios. Tres en la defensa con respecto al partido frente a Argentinos. La vuelta de Gago, tirado a la derecha y jugando siempre por delante de un Bravo que solo se enfocó en la marca y el juego rápido. Riquelme suelto y adelante Acosta como extremo por detrás de un Gigliotti que volvió a pararse dentro del área. Esquema típico del Boca 2014.

Sánchez Miño intercambió bandas: el volante zurdo pasó por momentos al flanco derecho. En esas jugadas, Gago se quedó en el medio junto a Bravo y Riquelme reposó en la izquierda. La idea era buscar desequilibrio en una zona donde no hay un jugador clave para eso.

Faltó precisión en la última jugada: Boca dominó el juego y tuvo el control de la pelota. Fue superior a un Quilmes que se replegó, conforme con cómo se dieron las cosas. Pero le faltó fineza en tres cuartos de cancha, ahí donde se definen las acciones y se rompen este tipo de partidos. Hubo falta de ideas y poca sorpresa. Solo el remate de Riquelme quebrantó la soporífera armonía.

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Los cambios de Bianchi: de nombres pero no de esquema. Nicolás Colazo y Claudio Riaño en lugar de Sánchez Miño y Acosta, respectivamente. Se buscó jugadores frescos para el desgaste final pero el desequilibrio nunca llegó. ¿Por qué no hubo un tercer reemplazo?

Para trabajar: precisión en la última jugada, velocidad en el juego de ataque, buscar alternativas cuando no se puede de la forma en que uno quiere.