En esta sección les presentaremos una serie de escritos que reflejan la pasión por Boca Juniors. En esta entrega, el debut de Maradona con la camiseta de Boca.
Hace 33 años nacía él. Era el segundo nacimiento de este hombre que renace, siempre que puede. En la memoria, en los recuerdos, en la gloria.
Esta cifra tiene varios misterios a su alrededor, e historias imprescindibles como en Uruguay, por ejemplo. Muchas cosas negativas, pero también muchas positivas. No es este un lugar para extendernos en demasía, sobre tales cuestiones. Pero si vale aclarar un dato interesante. Cuentan que los mayas, descubrieron la naturaleza matemática de dios, en las frecuencias de los números 13 y 20.
Y este es el punto, de partida y de llegada. Existe una religión en la que el 33 fue el año de la muerte de su salvador. En esta parte del mundo, la religión azul y oro es diferente. Hace treinta y tres años, frente a una Bombonera llena, con el sol en las espaldas, el balón en sus pies y el arco entre ceja y ceja, nacía su leyenda. Ya era una realidad, pero el endiosamiento de este hombre se comenzó a erigir aquel 22 de febrero.
Santísima Trinidad rara, que empezó hace treinta y tres años. Allí, la pelota, Boca y él conformaban uno de los triángulos más importantes, fieles y reconocidos desde y para siempre.
En su nombre se han hecho cruzadas también –sin sangre como las otras-, se evangeliza con su imagen. Se inculca desde pequeños a los que deben saber la historia. No existe una Biblia escrita. Lo que está escrito se mantiene en la memoria de los que lo vieron. En la garganta de los que lo alaban. En las manos de los que lo aplauden hasta la eternidad. En la creencia de quienes lo quisieron ver, pero saben que no les mienten.
Genera rencores y bendiciones. Centro de mil y unas polémicas entre los que lo defienden y los que no. Los que creen en él y los que no le dan cabida en su vida. Los que le dan poderes sobrenaturales, y los que no entienden tal cosa. Los que le perdonan y los que le critican cada paso.
En otra parte de la historia, el mesías de un pueblo moría a los 33. Para él la historia le tenía otro plan. Nacer en esa cantidad de años. Cerca del pueblo humilde y laburador. El salvador de los pecadores. El héroe de los desprotegidos. El justiciero de la humillación de los tiempos. El alegrante, en forma de barrilete cósmico venido de algún planeta. El que elevado a los cielos, regalo la felicidad a sus fieles. El que se hizo desde lo mortal. Desde lo más bajo. Quien sufrió las mismas tentaciones de los normales (él no debe haber querido ser más que eso), para pedir perdón por sus faltas. Y ahí, bajando a lo terrenal, hacerse más magnífico.
El que nació, en la esperanza del verde césped hace treinta y tres años, ante una Bombonera repleta. Repleta de personas que creían en él y la promesa de los milagros.
Tanto, que hasta juran que él ES D10S.