Palermo fue la gran figura de la noche: asistió a Colazo en el primer gol y convirtió el segundo. Tuvo un partido completo y fue útil para el equipo.
Boca Juniors jugó un buen encuentro frente a River Plate. Muchos jugadores tuvieron actuaciones que ilusionan, pero uno estuvo un escalón por encima del resto. Ese futbolista fue Martín Palermo, quien hizo mucho más que cumplir su clásica función: convertir.
El gran partido del Titán comenzó a tomar forma cuando iban diez minutos. Recibió un centro de Cristian Chávez en el área, la paró con el pie y la soltó para Nicolás Colazo, quien sacó un potente zurdazo que era el 1-0.
Después, sobre los 32, cabeceó de manera perfecta un centro de Clemente Rodríguez, la pelota picó y se le metió a Juan Pablo Carrizo, que nada pudo hacer para evitar que Martín le convierta una vez más al clásico rival.
El partido del Loco no solo fue bueno en el área rival, también en la propia resultó un hombre importante, colaborando en tareas defensivas en las pelotas detenidas a favor de River y más de una vez fue él quien alejó el peligro.
Ganó todos los balones aéreos en cualquier parte del campo de juego y de esa manera también posibilitó la creación de jugadas ofensivas, como cuando de cabeza le puso un gran pase a Pablo Mouche, que luego mano a mano desperdició la chance.
¿Habrá sido su último clásico en Mar del Plata? Sea como fuere, Palermo dio sobradas muestras de que está más vigente que nunca.