Con goles de Battaglia y Viatri, Boca venció 2-1 a Vélez que descontó por intermedio de Silva cerca del final. En gran parte del juego, el Xeneize fue mejor.

El primer tiempo fue muy caliente. Con muchos roces que el árbitro permitió y que se generaron por un cabezazo de Santiago Silva a Matías Caruzzo que los jueces no vieron. Además, hubo un claro penal de Augusto Fernández sobre Matías Giménez que Gabriel Favale ignoró.

Boca fue superior. El tándem Sebastián Battaglia-Gary Medel fue fundamental para manejar el balón en el mediocampo y Giménez se erigió en uno de los mejores hombres del Xeneize por el costado izquierdo, siendo una clara salida permanentemente y colaborando en la marca.

El ex Tigre, Martín Palermo, Lucas Viatri (muy solidario con el equipo nuevamente) y Battaglia con un potente remate de afuera que Germán Montoya envió al córner pudieron haber abierto el marcador. De ese tiro de esquina llegó un centro de Cristian Chávez (rápido, movedizo e importante en el funcionamiento boquense) que cabeceó Juan Manuel Insaurralde, entre el arquero y el poste la sacaron y Battaglia tuvo sólo que empujarla.

En el complemento hubo menos roce. Boca siguió intentando dominar el balón con criterio. Durante gran parte del juego el conjunto Xeneize se encontró como equipo y no dependió sólo de algún arresto individual.

Chávez continuó siendo el jugador más desequilibrante del local (y así le pegaron ante los ojos del árbitro que dejó jugar igual). También los volantes centrales, Medel y Battaglia, siguieron siendo pieza clave, algo muy destacable porque ambos se reencontraron con su mejor nivel.

Viatri y su gran esfuerzo tuvieron su merecida recompensa. A los 21 minutos, el delantero cabeceó abajo del arco y logró marcar el tanto de la tranquilidad.

Boca siguió siendo dominador, tocando y tuvo algunas chances de marcar el tercero. En defensa prácticamente no pasó sobresaltos salvo en las pelotas que llegaban por arriba, al igual que en el primer tiempo. Además, la actitud del equipo fue completamente diferente a la de los últimos dos choques.

Sin embargo, si no se sufre no vale. El Xeneize se distrajo en las marcas, le permitió a Emiliano Papa tirar con todo el tiempo del mundo un centro para Silva, que venció a su marcador, cabeceó perfecto y no le dio chances a Cristian Lucchetti (más seguro que antes) de reaccionar. Iban 40.

Lo que era un triunfo tranquilo pasó a ser un suplicio, los últimos minutos resultaron un auténtico sufrimiento. A diez segundos del final, otra vez Papa mandó la pelota al área, rebotó en Viatri y Lucchetti la encontró.

Boca ganó, sufrió es cierto, pero en gran parte del juego fue mejor que un rival complicado. Ahora se viene un clásico, otra vez en casa, contra San Lorenzo, para seguir levantando.