Nahitan juega hoy su último partido en Boca y se despide en La Bombonera. Compartimos algunas líneas de agradecimiento.


Nuestro ADN xeneize pide todo lo que Nahitan Nández nos da. Personalidad, garra, entrega, sacrificio, juego y sudor por la camiseta. Tanto en los buenos momentos como en los malos, cuando las cosas no salen como esperábamos.

No fueron muchos los futbolistas que lograron destacarse en los últimos años, pero el uruguayo es la excepción a la regla y se ubica en la vereda de los reconocidos. Desde su arribo a mediados de 2017, Nahitan encajó perfecto con la idiosincrasia de esta institución y defendió los colores en cada cancha donde le tocó jugar. Dejando todo, sin importarle nada.

Para describir lo mencionado anteriormente tengo ejemplos de sobra pero prefiero resaltar dos partidos que sirven para entender lo que es ‘jugar a lo Boca’, ‘jugar a lo Nández’.

El primero es el de la final de la Copa Libertadores en Madrid, donde el eterno rival nos superó: Nahitan dejó literalmente el alma, corrió sin parar durante los 120 minutos pese a estar con lo justo físicamente y terminó envuelto en lágrimas, mostrando todo su sentimiento por la remera de Boca. Sí, una imagen similar a la de Juan Román Riquelme vs. Bayern en Japón 2001.

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El segundo es el de la semana pasada, en Curitiba ante Athletico Paranaense. Nández fue una de las figuras de Boca y jugó como si fuese su primer partido en el club. Lo cierto es que salió a la cancha estando vendido a Europa, pero poco le importó hipotecar su físico y poner en duda cualquier tipo de transferencia. En los tiempos que corren, vale remarcar actitudes como estas porque no todos actúan de la misma manera.


Hoy, cerca de las 21.30, Nahitan tendrá sensaciones encontradas: por un lado, el deseo de querer conseguir la clasificación a cuartos de final; por otro, la tristeza por disputar su último juego con la azul y oro puesta. Pero si hay algo de lo que no podemos dudar es de su incondicional entrega.

La Bombonera entonará el tradicional “U-ru-guayo, u-ru-guayo” para brindarle todo su apoyo y despedirlo hasta dentro de algunos años. Porque la historia de Nández y Boca tendrá un capítulo más, eso lo sabemos todos.

Chau, Nahitán. Y gracias por poner la cara cuando otros se escondieron.