Schiavi habló del trabajo en inferiores y recordó como era en su época. “No tenés un distinto para desequilibrar”, agregó.
Rolando Schiavi contó cómo trabaja en Reserva y la diferencia que hay cuando él jugaba. Entrevistado por el diario “La Nación”, esto fue lo que dijo.
La ausencia de cracks:
“Lo que faltan son cracks. Antes era más sencillo. Yo era defensor, defendía, y cuando la tenía era un solo pase el que debía dar: al ‘Chelo’ Delgado o a Román. Después, ellos resolvían, y se terminaba ahí. Pero como hoy no tenés esa clase de jugadores, no tenés un distinto para desequilibrar, el fútbol se hizo más colectivo“.
“Los jugadores van más rápido que la pelota, no se para nunca de correr. Mientras en Europa se juega siempre libre, no te pegan una sola patada, acá vivís con un tipo encima. Y en inferiores pasa lo mismo: se intenta llegar al arco lo más rápido posible, no hay nadie que haga una pausa, intente pensar”.
La importancia de Tevez:
“Carlitos (Tevez) evolucionó en el juego, y mentalmente también: está más europeo. Juega y ve el fútbol de otra manera. Lo que pasa es que la mentalidad europea es muy distinta a la de acá. Acá querés intentar jugar bien y si a la cuarta fecha no ganaste te matan de todos lados, te tenés que ir. Lo que hizo [Ariel] Holan en Defensa y Justicia, en este contexto, es admirable. Todos los partidos me vi. Pero lo hizo en Defensa y Justicia, ahí tenés la otra: no debió soportar la misma presión que en otro club. Ojalá pueda hacerlo en otro lado. Y lo hizo con chicos, encima. Un crack”.
La importancia de sentir el rigor dentro del campo:
“Nos reíamos mucho cuando la prensa inflaba jugadores y después venían a la Bombonera y nos tenían que enfrentar. No tanto por los pibes, obvio, sino por la bola que se armaba después. Acá vino el Kun (Agüero) y se decía que la iba a romper. Dieciséis años tenía, pobre Kun. Lo mismo pasó con Vietto, Centurión. Que jugaban bárbaro, ojo. Pero el periodismo los inflaba tanto. Y nosotros nos la agarrábamos con ellos, pero bueno. Todo dentro de la legalidad”.
“A veces nos turnábamos con el Negro (Ibarra), con Raúl (Cascini). Nos divertía. La clave era la primera pelota. Ésa y, ah, la dividida. La dividida es fundamental. Cuando viene y ves pelota y jugador, pelota y pierna. no le podés errar”.
“Todos los que llegaron ya están mentalizados de lo que es Boca, lo que después hay que ver es la fortaleza mental: cuál de ellos puede aguantarse la presión que significa estar acá. Por ahí muchas veces sos figura en un club y venís a Boca y te olvidás de jugar al fútbol, es así. Boca te come. Te come. A mí me costó muchísimo adaptarme al club. Yo debuté en 2001, en un amistoso ante la Roma, allá en Italia. Perdimos 3-1 pero yo jugué bien, me sentía genial. A la vuelta debutamos con Belgrano, de local: un desastre fui. Boca te come la cabeza. Entonces me prometí algo: acá hay que jugar siempre seis puntos. Seis, seis, siempre seis. Y estar, nunca dejar de estar. ¿Tenés fiebre? Practicá igual. Acá hay chicos en la Reserva que muchas veces no practican; tienen un dolorcito y no quieren practicar”.
Agregó que le fastidia cuando no entrenan los jugadores por molestias:
“Me fastidia el dolorcito. El dolorcito me fastidia”.
“Les digo que esto es Boca y hay que entrenar. Cuando estás en Primera hay que estar siempre para jugar. Yo me infiltraba sin que se enterara el técnico y jugaba igual. Buscaba a los médicos y les pedía que me pichicatearan. Una vuelta me infiltré en la espalda… Muchas veces, bah”.