Román no brilló, jugó mal al igual que el resto de todos sus compañeros y el equipo terminó perdiendo por 0-2 en la visita a Lanús. Esta vez, no hubo una genialidad para salvar las papas.

Domingo 27 de marzo. Boca visitó a Colón de Santa Fe y Falcioni probó un nuevo esquema: el 5-3-1-1, con Riquelme de mediapunta y Palermo como única referencia de área. El equipo jugó mal, no tuvo circulación y juego. Gracias a una genialidad del diez, figura del partido, se trajeron tres puntos importantísimos, en un partido en el que era empate clavado.

Domingo 3 de abril. Boca recibió a Estudiantes de La Plata, hasta ahí puntero del campeonato, y por primera vez repitió un equipo, con mismo sistema táctico al anterior. Se arrancó perdiendo, otra genialidad de Riquelme igualó el partido y se ganó gracias a un gol de Viatri en la agonía del partido. Hubo actitud de algunos para darlo vuelta, pero el juego siguió siendo una cuota pendiente.

Ayer, domingo 10 de abril, Boca se cayó de la cama y despertó del sueño. Fue derrotado por Lanús por 2 a 0, resultado exagerado debido a que fue poquito lo que hizo el ‘Granate’, pero supo aprovechar los horrores de la defensa del equipo de La Ribera.

Riquelme jugó mal, estuvo muy impreciso. Esas primeras tres pelotas en el inicio del segundo tiempo marcaron el resto de la tarde. Si el mejor jugador del equipo estaba pifiado, ¿qué podríamos esperar del resto?

El diez jugó mucho más atrasado,casi como enganche con respecto a los partidos anteriores donde estuvo más como mediapunta, y no tuvo conexiones de salida.

Erviti y Chávez, sus “socios” para la creación de juego, jugaron más adelantados y ambos rotaron posiciones. Hubo un buen trabajo del rival para que estos no lograran conectarse con JR10. Y también lo hubo con los laterales, Monzón y Clemente, quienes casi no pasaron al ataque pese a los constantes gritos y retos de Román.

Esta vez no hubo alguna pelota parada cerca de área rival, para que Riquelme salve las papas como nos tenía acostumbrados. La única jugada peligrosa que nacieron de sus pies fue cerca del final del primer tiempo: un remate de media distancia que Mauricio Caranta mandó al córner.

Un esquema (5-3-1-1) elegido por un técnico que prioriza defender, en el cual se defiende muy mal y el ataque es pobrísimo. No siempre se puede depender de un solo jugador, se necesita atrás un equipo que lo respalde y desde hace un rato largo que este no aparece.

Boca está a ocho puntos de River, único puntero del campeonato, y a partir de ahora ya no hay margen de error, si es que se quiere tener alguna ilusión para pelear con los de arriba.