Boca empezó mal y perdiendo ante Zamora, pero Arruabarrena cambió al equipo desde el banco. Fue victoria por 5-1 en Venezuela, con Colazo como la figura.
Flojo comienzo del Xeneize. Sin actitud ni fútbol, el equipo careció de ideas en el arranque del duelo. Para colmo, a los 17 minutos llegó el primero de Zamora: Jhon Murillo capturó el largo rebote de Sara y la metió con la mano. ¿Fue intencional?
El resto del tiempo, el conjunto azul y oro ni atacó. El local manejó el juego y pudo ampliar la diferencia: el travesaño le dijo que no y salvó al puntero del Grupo 5.
Arruabarrena vio que algo faltaba y metió un doble cambio en el entretiempo. Colazo y Castellani reemplazaron a Monzón, de flojo partido, y Cristaldo, respectivamente. El “Vasco” acertó y cambió todo el partido.
A los 6 minutos, Fuenzalida puso el mejor pase de la noche y asistió a Martínez, quien se la picó al arquero para empatar. Y a los 12, Castellani le sirvió un tiro libre a Colazo para que el lateral meta el segundo. En el inicio del complemento, Boca mejoró, fue efectivo y lo dio vuelta.
Colazo entró para ser el mejor de la cancha. A los 25 minutos, el zurdo sacó un remate que se metió en el ángulo para darle a Boca la comodidad necesaria en el partido.
Y hubo tiempo para más: Chávez reemplazó a Carrizo y se anotó en lo que se convirtió en una goleada. El delantero quedó solo frente al arquero, quien se adelantó demasiado, y definió muy bien para poner el cuarto.
La joya final fue de Martínez: en la última jugada del partido, el “Burrito” la metió ¡de tijera! para cerrar una noche increíble, pese a que de movida no parecía que así iba a culminar.
Gran partido de Boca, porque empezó muy mal y terminó muy bien. Esa capacidad de resurrección aumenta las esperanzas de cara a las aspiraciones que se tienen: ni más ni menos que la Copa Libertadores de América.
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