Boca llega mucho en ataque y tarde o temprano convierte. Pero sigue dando ventaja en la última línea. Un análisis de cara al choque ante Palmeiras en Brasil.
El presente de Boca es algo extraño. El Xeneize es el mejor del fútbol argentino y lo muestra en los resultados, aunque sigue sin convencer desde el juego.
Pero aunque no lo parezca, el aspecto ofensivo goza de buena salud. Cristian Pavón, la figura del equipo actualmente, genera jugadas de peligro en cada avance y, a pesar de no contar con Benedetto, Boca mantuvo esa sensación de que va a marcar en cualquier momento.
Distinto es lo que genera la defensa. Mientras sigue recibiendo goles de pelota parada, la última línea ahora le suma distracciones en los retrocesos y goles que llegan por fallos incréibles.
En la mira quedan Lisandro Magallán y Paolo Goltz pero también hay que mencionar a los laterales. Si bien Leonardo Jara es regular en sus rendimientos, lo de Buffarini el sábado no fue bueno y Fabra tiene algunos momentos en los que no colabora.
Eso expone mucho a Agustín Rossi, a quien muchos le reclaman no responder cuando la situación lo pide. Cierto o no, la realidad es que el desorden defensivo se volvió un factor común en cada partido y preocupa de cara a lo que viene. Por lo pronto, este miércoles Boca juegan en Brasil ante Palmeiras, en uno de los partidos más complicados de la primera fase de la Copa. La solución debe llegar rápido.