Leandro Daniel Paredes nació el 29 de junio de 1994, en San Justo, allí en plena Zona Oeste del Gran Buenos Aires. Desde muy chico, el hombre que hoy tiene el privilegio de representar a la Selección Argentina en una Copa del Mundo estuvo pegado a la pelota, dejando en claro por dónde venía la mano de su futuro profesional.
Sus inicios se dieron en clubes de barrio, un factor fundamental que tienen los chicos en la etapa formativa. Primero fue La Justina de San Justo, luego Brisas del Sur y, por último, el tan famoso y reconocido Club Parque. En esta última etapa fue donde apareció Ramón Maddoni, uno de los mejores cazatalentos que tiene la República Argentina, y lo llevó a las inferiores de Boca.
Ya instalado en el Xeneize, el mediocampista, que en ese entonces hacía las veces de enganche, no paró de crecer y escalar en la consideración de sus entrenadores. El nivel que mostró fue tan alto que a los 16 años le llegó la oportunidad de debutar de manera oficial. Claudio Borghi lo convocó para el encuentro entre Boca y Argentinos Juniors y el 6 de noviembre de 2010 tuvo su bautismo en la Bombonera.
A mediados de 2013, tras varias temporadas entrenándose en la máxima categoría, Paredes decidió pegar el salto y emigró al fútbol europeo. La Roma le compró el pase, pero fue cediéndolo a diferentes clubes (Chievo Verona y Empoli) para que adquiera el rodaje necesario hasta asentarse de lleno en el club de la capital italiana.
En el mercado de pases de junio de 2017, Zenit de Rusia desembolsó una gran cifra de dinero y se adueñó de su ficha tras negociar con Roma. Paredes cambió de aire con el objetivo de volver a sentirse importante dentro de un equipo y consiguió algo clave para relanzar su carrera: regularidad futbolística. En el elenco de San Petersburgo fue campeón en varias oportunidades y logró que el Paris Saint-Germain ponga sus ojos en él: fue así que en enero de 2019 se marchó a Francia por casi 50 millones de euros.
Una vez instalado en el cuadro parisino, Leandro comenzó a ser una fija dentro del mediocampo y llegó a disputar la final de la Champions League 2020, en donde su equipo no pudo conseguir el objetivo en un torneo atravesado por la pandemia del COVID. En paralelo, Lionel Scaloni lo empezó a convocar con mayor frecuencia a la Selección, convirtiéndolo en un baluarte clave dentro y fuera de la cancha para el elenco nacional.
El pico más alto de su carrera, hasta el momento, fue en julio de 2021 cuando Argentina dio el golpe en el Maracaná y se consagró campeón de América tras derrotar a Brasil en la gran final. Paredes, el 5 que le empezó a cambiar el estilo a a los suyos, armó grandes sociedades junto a Rodrigo De Paul, Giovani Lo Celso y Lionel Messi. Ahora, ya con la medalla colgada y la tranquilidad de haber logrado el objetivo, llegó el momento de afrontar el mayor desafío de su trayectoria: el Mundial de Qatar.
“Vamos a dejar el alma para intentar dar otra alegría a nuestros país. Vamos Argentina, vamos Selección siempre”, dijo el pibe que ni en sus mejores sueños imaginó todo lo que le está ocurriendo. La pelota (también) siempre al 5.