Me tomé unas horas para escribir estas líneas. Alguna vez me dijeron que sacar conjeturas en caliente no es bueno. El sentimiento, créanme, no es de enojo. Tampoco de bronca o rabia. La cosa va por el camino de la tristeza. Y de ahí, por más que se trate de un partido de fútbol, es difícil salir.
Hoy, al margen del resultado de turno, deberíamos estar hablando de cuestiones propias del juego, elogiando o criticando a algún jugador, marcando puntos altos y bajos del entrenador, y dándole rienda suelta al típico análisis futbolero del día después que juega nuestro equipo. Pero lo de Boca en Lima fue tan apático que todo eso quedó en segundo plano.
Después de un año sin disputar la Libertadores, el equipo salió a ver qué pasaba y jugó a contramano de lo que demanda su historia. Trotó todo el partido, le faltó intensidad, no mostró esa rebeldía sana que te rescata en la adversidad, terminó desordenado tácticamente y, sin ánimos de exagerar, no tuvo alma. Preocupante, desesperante, como ustedes quieran llamarlo.
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Los 11 que iniciaron el partido ante Alianza Lima, en Perú. Foto: Getty.
Lo pienso, lo escribo y no lo creo: si Boca tiene vida para clasificar a la Fase 3 de la Copa es por Agustín Marchesín. El arquero fue el único que estuvo a la altura, se atajó la vida, sacó varias que tenían destino de gol y fue el gran responsable de que el papelón no fuera aún mayor. Hay que agradecerle porque todo esto podría ser peor.
Me debo estar poniendo viejo, pero no dejo de pensar en lo que vivimos nosotros, los más grandes: el primer y segundo ciclo de Bianchi, el Boca de Basile, lo de Russo en 2007. Me invade la nostalgia al recordar que hubo una época en la que te podías sentir representado por quienes visten los colores. Boca ganaba o perdía, como toda la vida, pero nunca te dejaba a gamba, no se entregaba. Nunca habrá nada más determinante que el resultado final, pero las formas importan, y mucho.
A seis días de la revancha, y sin miedo a quedar expuesto o en ridículo, lo digo: Boca será rescatado por su gente y su estadio, y pasará de ronda. Pero, por favor, no se olviden que están en deuda. A ver, a ver, los jugadores (y Gago) si pueden oír…
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