Hace un rato largo que pienso en cómo abordar el tema de la salida de Marcos Rojo de Boca. Qué escribir, cómo hacerlo, por dónde encararlo sin caer en lo que ya se habló en los diferentes medios deportivos y de qué manera explicar lo que siento.
Y es ahí, entre mate y mate frente a la computadora, donde se me aparece la figura de Walter Erviti, quien en una vieja charla con Infobae soltó una de las mejores frases que leí sobre lo que significa ser jugador de este club, explicando a la perfección lo que le pasó a Rojo y a tantos otros jugadores que fueron queridos, pero se terminaron yendo por la puerta de atrás.
En esa entrevista, el ex volante fue tan claro que sus dichos podrían ser poster, sticker, remera, posteo en redes sociales o lo que sirva de recordatorio: “Lo que te da Boca es irreal. Hay muy pocos futbolistas en toda la historia que estén a la altura de Boca. Yo cuando jugaba en Boca no podía salir a la calle porque me volvía loco la gente. Me fui de Boca y el otro día no me conocía nadie… Riquelme se va de Boca y lo conocen en todo el mundo. ¿Adónde quiero llegar? Para la mayoría de nosotros lo que nos da Boca es irreal. No es nuestro, es del escudo. No te lo podés apropiar. Lo tenés que entender. Esto me pasa porque estoy en Boca y debo respetarlo”.
Pero fue más allá: “Si no lo ves desde ese lugar, si vos te creés que sos famoso, si te pensás que sos un crack, o que merecés el mundo porque saliste campeón, te equivocás. Todo eso no te pertenece. Es de Boca”.
Sin saberlo, y quizá sin buscarlo, Erviti dio cátedra y fue la musa inspiradora para quien escribe acerca de la situación que le tocó pasar a Rojo, que también se asemejó a la de varios otros futbolistas que debieron alejarse de Boca pese a haber experimentado la sensación de sentirse queridos por el Jugador Número 12.

ver también
Aprendió de Boca: Marcos Rojo tendrá un contrato llamativo en Racing por sus antecedentes
Sobran ejemplos: de queridos a perder el apoyo de la gente de Boca
El caso de Marcos Rojo es el más reciente. El defensor, que a partir de ahora se vestirá con los colores de Racing, llegó en 2021, jugó 118 partidos oficiales, convirtió 9 goles y ganó 3 títulos locales. Supo ser capitán del equipo y reunió condiciones necesarias como para destacarse dentro del campo de juego.
Sin embargo, su historia en Boca fue de mayor a menor y terminó de una manera inimaginada allá por el 2022 o 2023. “Fui el jugador más feliz vistiendo mis colores. Le pido perdón al hincha por mis errores y les agradezco por el apoyo que siempre nos dieron”, escribió en su comunicado de despedida, asumiendo cierta culpa y mostrando autocrítica.

Rojo se fue de Boca. Foto: Getty.
Darío Benedetto también entra en este grupo. “Pipa” la rompió toda en su primer ciclo, se cansó de hacer goles, fue determinante en gran parte del ciclo Guillermo, ganó títulos locales, se reinventó tras una dura lesión de rodilla y se ganó unas cuantas ovaciones en Brandsen al 805.
En 2022 pegó la vuelta tras un breve paso por Europa. Necesitaba volver a sentir. Necesitaba darle al corazón lo que estaba necesitando. Pero, al igual que Rojo, se fue de una manera en la que poco creímos: sin protagonismo en cancha, dando la nota afuera con frases desafortunadas y a contramano del sentir del hincha genuino, ese que alguna vez se cruzó en alguna popular.

Benedetto, durante su última etapa en Boca. Foto: Getty.
Sergio Romero es el último eslabón de esta cadena . “Chiquito”, héroe en aquella campaña de la Copa Libertadores 2023 en donde Boca estuvo a un paso de coronar, tiró todo por la borda en el último clásico ante River disputado en La Bombonera.
Como si el resultado final del aquel partido vs. River no hubiera sido motivo para bajar el perfil, el arquero que volvió a sentirse jugador gracias al Xeneize se la agarró con un hincha antes de meterse al túnel. La imagen dio la vuelta al mundo y le terminó costando el puesto.

Romero siendo capitán de Boca: hoy, una imagen impensada. Foto: Getty.
De las ovaciones a los cuestionamientos. De los elogios por los quites, los goles o las atajadas al reproche por ciertas actitudes. Del deseo de que permanezcan por mucho tiempo en el club al pedido de salida. De un momento a otro, el cariño se fue a la papelera de reciclaje. Al final, Erviti tiene razón.

ver también
Riquelme quiere a Pekerman: los motivos del presidente y qué rol tendría en Boca