Es un hecho: Juan Román Riquelme disolvió el Consejo de Fútbol y Boca ya oficializó las salidas de Raúl Cascini y Mauricio Serna. Ninguno de los dos seguirá trabajando en el Club. Una clara muestra de que el plan inicial no funcionó y que a la crisis futbolística se la atraviesa, entre otras cosas, con decisiones importantes.
A días del reencuentro con los hinchas en La Bombonera y luego de la derrota ante Huracán, que le dio origen a la racha negativa más larga sin triunfos en la vida del Xeneize (11 partidos), y la eliminación frente a Atlético Tucumán de la Copa Argentina, el presidente pateó el tablero y mostró algo que le veníamos reclamando: autocrítica.
El cambio debe ser radical: Boca necesita refundarse
La decisión de Román de correr a “Chicho” Serna y Cascini grafica a la perfección el momento que vive Boca. El oriundo de Don Torcuato sabe que el margen de error es cada vez más chico y que así, de esta manera, no se llega a ningún lado. La presión ya no es solo cosa de las redes sociales, sino que se siente en las calles, donde camina el verdadero hincha de Boca. Por eso actuó.
La medida de exterminar el Consejo de Fútbol descomprime la situación, pero no la arregla del todo. Porque para que esto último pase, Boca necesitará refundarse por completo y entender que los buenos resultados llegarán, únicamente, con la aparición de un proyecto idóneo y a la altura de semejante escudo.
La gestión hecha hasta entonces se agotó. Primero, alcanzó para ganar varios campeonatos locales y darse el gusto de eliminar a River en los mano a mano. Después, para ser protagonista en la Copa y llegar a la final en el 2023. Sin embargo, el paso del tiempo le hizo mal, la llevó a cometer errores impensados, como la no inclusión de refuerzos a tiempo en la Sudamericana 2024, y terminó con un Boca mirando la Libertadores por televisión durante dos años seguidos. El momento para pegar un volantazo es ya.

La noticia del día en el Mundo Boca: se disolvió el Consejo de Fútbol.
Rodearse bien, la primera necesidad de Román
En Boca todo pasa demasiado rápido. Un día de este club son cuatro o cinco de otros. Mientras Serna anuncia públicamente su salida de la institución, Riquelme y Marcelo Delgado, el único que sobrevivió a la caída del Consejo de Fútbol, ya analizan la llegada de nuevos actores para intentar enderezar el rumbo de un barco que va a la deriva.
Se habla de la figura de un mánager o director deportivo. La danza de nombres comienza a sonar. Varios apellidos flotan por el aire, pero en Boca Predio hay hermetismo. Tiene sentido: Riquelme sabe que es una de sus últimas balas y fallar en la elección sería dispararse en el pie.
Pero quizá hay algo igual de importante que la elección del protagonista para hacerse cargo de la mayoría de las decisiones futbolísticas del cuadro más popular de la Argentina: el hecho de que Román entienda que llegó la hora de rodearse mejor.
A decir verdad, y habiendo cambiado de opinión en esto, sostengo que no importa si ese “alguien” es del riñón del club, si conoce los pasillos por haberlos caminado o si ajeno por completo a Boca. Lo único que vale, a esta altura del partido y por cómo viene la mano, es que tenga capacidad para llevar un proyecto a cabo.

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