Me molesta estar escribiendo esto. La bronca me recorre por el cuerpo. Imagino que somos muchos los que estamos así. Lamentablemente, la semana está perdida por un maldito 2 a 2 contra Central Córdoba de Santiago del Estero. Quienes depositamos nuestras alegrías y tristezas en el fútbol sabemos que es así.
La solución para que esto se pase es una sola: ir al frente en Florencio Varela, ganarle a Defensa y Justicia, reconfirmar la buena racha que nos acompaña hace algunas semanas y seguir prendidos en las dos tablas, la anual y la del campeonato.
De todos modos, al margen de un empate que ojalá no cueste demasiado caro en un futuro no tan lejano, el Boca de Russo tiene que corregir ciertas cuestiones que se repiten con el correr del tiempo. El momento de convertirse en un equipo más seguro y confiable es ahora.
Boca, de mayor a menor: un equipo que pierde intensidad
Los primeros 60 minutos del partido vs. Central Córdoba son el ejemplo perfecto para explicar esto: desde aquella visita a Independiente Rivadavia en Mendoza, Boca sale decidido a imponer condiciones, se planta mejor que antes, asume el protagonismo y compite de igual a igual. Sin embargo eso le dura, aproximadamente, 60 minutos. Luego, se funde.
La intensidad es necesaria para cualquier equipo que aspire a cosas importantes. Pero no es infinita. Se agota, se acaba. El físico de los futbolistas pasa factura y es ahí donde se necesita la mano del DT para mover el banco, hacer cambios y renovar el aire. No pasó contra los santiagueños y costó demasiado caro. Prohibido tropezar con la misma piedra.
Russo y un error que no coincide con su trayectoria: había que mover el banco, Miguel
Todos nos dimos cuenta. Los que estábamos en La Bombonera, los que vieron el partido por televisión, los que se prendieron a la radio para hacerle el aguante a Boca y los que no lo vieron, pero le contaron parte del desarrollo. Boca se quedó sin piernas después del 2-0 y los cambios, que nunca llegaron, se imponían solos.
A esta altura nadie puede enseñarle algo sobre fútbol a Russo. Sabe todo. Su trayectoria lo avala. Sus experiencias, también. Pero su floja lectura del desarrollo del segundo tiempo frente al Ferroviario, sumado al error de Agustín Marchesín en el primer gol de ellos, le impidió a Boca sumar de a tres. Se dice y no pasa nada. La crítica siempre será constructiva.

Russo se lamentó los dos puntos que dejó Boca en el camino. Foto: Getty.
Marchesín, un arquero de renombre que no termina de convencer
El primer gol de Central Córdoba lo puso bajo la lupa. La jugada del final, en donde Boca podría haber perdido el partido, directamente lo expuso. Agustín Marchesín llegó al club para aportar seguridad bajo los tres palos, pero no termina de convencer.
El cambio antes de los penales vs. Alianza Lima, la floja salida en el segundo de Atlético Tucumán por la Copa Argentino, la sensación de que podía haber hecho algo más en el tiro libre de Franco Mastantuono en el último Superclásico y el irregular juego con los pies son algunas de las cosas que ya se hablan en cualquier charla entre bosteros. A veces, la adaptación al cuadro más grande del continente puede tardar más de lo imaginado.

Marchesín alternó buenas y malas desde que llegó a Boca. Busca regularidad. Foto: Getty.

ver también
Cómo quedarían los cruces del Clausura 2025 tras el empate de Boca ante Central Córdoba