Boca ganó un partido de esos que antes no ganaba. Los tres puntos obtenidos en Junín no solo sirven para acomodarse en la tabla anual, sino para ponerle punto final a una larga racha sin victorias en condición de visitante.
Pero más allá de la alegría propia del resultado, lo más importante a la hora de analizar un partido de fútbol, hay algo que preocupa de cara a la recta final del año: las elecciones tácticas de Fernando Gago.
El 4-2-4 inicial con el que decidió iniciar el juego ante Sarmiento no funciona. El equipo queda expuesto defensivamente, se parte partido, se descompensa en el retroceso y da la sensación que cada ataque rival puede terminar en gol. No es por ahí.
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Cuanto más simple, mejor
El choque frente a Godoy Cruz en La Bombonera le había dado cierta seguridad al Boca de Gago. Por el 4-1 final y por el funcionamiento colectivo. Todo indicaba que el DT repetiría al menos el esquema, pero no.
Fernando volvió a cambiar, retrocedió uno o varios casilleros en cuanto al performance de los suyos y tuvo que corregir sobre la marcha. La moraleja es clara: cuando mete mano y le da equilibrio a sistema, aparecen los resultados.
La improvisación nunca fue una buena opción
Esta concepto puede explicarse con un nombre propio: Miguel Merentiel. La Bestia, uno de los mejores jugadores de Boca a lo largo de la temporada, sufre algunas decisiones tácticas de Fernando Gago.
Cuando el entrenador lo utiliza como enlace, para que se tire unos metros más atrás e intente conectar la línea de los volantes con los delanteros, el uruguayo no la pasa nada bien y queda expuesto. El partido vs. Sarmiento, un claro ejemplo: apenas lo ubicaron más cerca del área, facturó.
Por lo tanto, quizá llegó el momento de que el DT priorice el orden y la simpleza para que algunos de los jugadores que resultaron determinantes para el Xeneize, como es el caso de Merentiel, sientan confianza y se vuelvan útiles para la causa.
Gago busca que su equipo tenga identidad. Foto: Getty.