Un triunfo, un desahogo, un punto de partida. Boca ganó y respira. Fernando Gago celebra su primera victoria como director técnico del Xeneize y confía en que esto sea el puntapié inicial hacia algo un poco mejor de lo que se había visto.
El equipo está lejos de brillar, pero al menos mostró la rebeldía que demanda la camiseta del club más popular del continente cuando las cosas no salen bien. La gente exigió desde las tribunas, los jugadores entendieron el mensaje. El “no somos boludos, sabemos que tenemos que ganar” de Marcos Rojo explica todo.
Con ambición y efectividad todo es más fácil
Las derrotas ante Tigre y Lanús nos habían dejado sabor a nada. El injusto empate contra Riestra, sobre todo por la cantidad de chances que creó Boca, también. El mazazo al minuto y medio de juego, instante en que Godoy Cruz se puso en ventaja en La Boca, nos hizo creer que el final de la película sería el mismo. Pero no.
Los de Gago, con el empuje de la gente, fueron al frente y terminaron dando vuelta el resultado a base de goles, ratos de buen juego y ambición para no volver a tropezar. Quedó claro, una vez más, que en este club se permite cualquier cosa menos no arriesgar.
Ganar de visitante para reconfirmar lo hecho en casa
El 4-1 contra Godoy Cruz sirve desde todo punto de visita: en lo matemático, para seguir escalando en la tabla anual hacia las Copas, y en lo anímico, para contar la sangría de dos derrotas y un empate pálido.
Ahora, el desafío pasa por volver a pisar fuerte en condición de visitante. El último triunfo que Boca logró fuera de su casa, por torneos locales, fue en mayo: remontada contra Central Córdoba de Santiago del Estero. Una estadística que refleja lo malo que fue este 2024 que va llegando a su fin.
El domingo, en Junín contra un débil Sarmiento que no encuentra el rumbo, es la hora, es la hora…
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