Lo primero que tengo para decir es que todo equipo de Boca que alguna vez consiguió cosas importantes contó con un arquero que le brinde seguridad, al margen de estilos y gustos propios de cada uno. Lamentablemente, con Agustín Marchesín no estaría ocurriendo. Su adaptación al club le está costando más de la cuenta y se nota.
Nadie que haya visto un poco de fútbol en su vida puede dudar de sus condiciones, ni mucho menos negar que estuvo bien apuntado al momento de incorporarlo. Sin embargo, a Marchesín le está sucediendo lo mismo que a quienes deambularon por Boca sin pena ni gloria: no logra meterse de lleno en la gente y ya es mirado de reojo por gran parte de la tribuna.
El penal evitable que hizo previo al 1-0 y su nula salida antes del segundo gol de Defensa, que hasta generó el fastidio de Leandro Paredes, lo ponen en el ojo de la tormenta otra vez. No pasó ni siquiera una semana del partido contra Central Córdoba, en donde también dudó, y Marchesín está cuestionado de nuevo. Con el deseo de que este texto envejezca mal, digo que el panorama es poco alentador.

Marchesín todavía no lograr darle al arco de Boca la seguridad necesaria. Foto: Getty.
Pasa el tiempo, pero todo está guardado en la memoria, como alguna vez dijo León Gieco. El episodio de los penales contra Alianza Lima lo marcó a fuego. Algo se quebró esa noche. La única manera de revertirlo para Marchesín era convirtiéndose en la reencarnación de Gatti, Navarro Montoya, Córdoba y Abbondanzieri. Porque la gente de Boca puede mirar para un costado, hacer como que no pasó nada por un ratito, pero jamás olvidarse de ciertas cuestiones.
Mientras nosotros masticamos bronca por un resultado que nos vuelve a dejar afuera de puestos de clasificación a la Libertadores 2026, el cuerpo técnico tendrá que tomar decisiones y pensar en qué es lo mejor para un Boca que tiene la obligación de jugar la próxima edición de la Copa. Quizá llegó el momento de copiarle el método a esos entrenadores que meten mano cuando la cosa no anda y priorizan el escudo por sobre los nombres. Al fin y al cabo, nunca nadie será más importante que el símbolo que lleva la camiseta del lado del corazón.

ver también
No se vio: el fuerte reclamo de Leandro Paredes a Agustín Marchesín en Boca luego de que cometiera penal