
Riquelme se entrena diferenciado con gran frecuencia, sin embargo, sigue de titular y en buen nivel.
A lo largo de este torneo Juan Román Riquelme faltó a varios de los 14 partidos debido a distintas lesiones y molestias, pero ya hace rato retornó al equipo y mantuvo continuidad. La actualidad del 10 marca una serie de cuestiones lógicas. La primera, sin lugar a dudas, es que jugando con dos puntas, rinde más que con uno, ya que tiene más opción de pase, particularmente con uno de las características de Pablo Mouche, que se mueve por todo el frente de ataque.
También que Riquelme está más que satisfecho teniendo corredores a los costados: en los últimos años han brillado a su lado Clemente, Ibarra y Dátolo, por ejemplo, y hoy de a poco lo empiezan a hacer Monzón y Colazo. También Chávez rinde, aunque no por la banda sino más cerrado, ayudando en la creación e incluso dándole una mano al volante central. Hablando del Pochi, en un lugar similar al suyo debería romperla Erviti, armando juego junto a Román y a la vez cerca del 5, aunque inexplicablemente no se han podido juntar y cuando jugó el ex Banfield solo quedaba muy retrasado, incluso más que Somoza.
Lo visto es que Boca encontró regularidad, en resultados y en juego, sin ser excelente, claro, jugando el clásico 4-3-1-2, sin doble 5, con enganche, de la forma en que el equipo juega desde hace más de 15 exitosísimos años y no como quería Falcioni. Igualmente, hay que reconocerle a JC haberse dado cuenta de eso y dejar en el banco a Erviti para apostar a dos volantes como Colazo y Chávez para combinar con Riquelme. Salvando las distancias, después de algún tiempo Boca volvió a parecerse a aquel del ‘98 y ‘99.