
Boca fue un equipo ante el Tatengue y eso es lo más restacable. Con algunas figuras excluyentes, los de Falcioni completaron un rendimiento colectivo muy bueno.
Después de mucho tiempo sin mostrar su mejor cara, el Xeneize construyó anoche una convincente actuación que da confianza. Ya de por sí ganar 4-0 significa una inyección de ánimo para cualquiera, pero más si se hace con buen fútbol.
Boca tuvo claro lo que tenía que hacer, por supuesto mucho influyó conseguir un gol al minuto, pero ese tanto vino de una forma que se repetiría durante el resto del encuentro: ataque manejado por Juan Román Riquelme volcado a la izquierda, aunque esta vez el enganche en lugar de buscarlo a Clemente Rodríguez metió en buscapié hacia el corazón del área, donde esperaba Walter Erviti para, con un lujoso taco, asistir a Lucas Viatri y convertir el 1-0.
El Xeneize supo identificar el lugar donde podía desequilibrar, que era la derecha de la defensa de Unión. Por ese lugar, el diez permanentemente buscaba al tres que se proyectaba y, con mucha velocidad, le ganaba la espalda a Santiago Zurbriggen. La mayor parte de las ocasiones generadas por la alineación boquense fueron de esa manera.
Salvo en los primeros viente minutos del complemento, donde Boca dio lugar a que Unión se anime un poco e incluso provocara algún sofocón en el arco de un Agustín Orión que volvió a mostrarse seguro como lo hizo frente a Olimpo, siempre manejó la pelota mucho mejor que el rival. Con tranquilidad, sin desesperarse y priorizando el juego prolijo por abajo.
Un punto negativo: la chance más clara del Tatengue vino por arriba, un aspecto a no descuidar teniendo en cuenta los padecimientos recientes.
Lo positivo: se generaron muchas chances y la diferencia incluso pudo ser mayor; Boca lleva doce partidos sin perder y en once de esos encuentros ha convertido goles; además, en épocas de defensas flacas, no recibió tantos en las primeras dos jornadas del Clausura. También Walter Erviti completó un buen encuentro y eso lo demostró el aplauso que recibió de la gente cuando fue reemplazado, al tiempo que no se puede dejar de mencionar el ingreso de Nicolás Colazo, con un perfecto centro para Viatri que se transformó en el 2-0 y una estupenda definición en el último gol de la noche de fiesta en La Boca.
Esto recién comienza y así como ante Olimpo el funcionamiento no fue catastrófico aunque sí malo, tampoco ahora hay que agrandarse. Esto recién comienza y es necesario consolidar lo que el conjunto realizó anoche, porque la Unión de las partes hace la fuerza.