
Se le abrió el arco a Martín Palermo, quien después de una sequía de 10 fechas, hace tres partidos que viene festejando. El 9 llega bárbaro al duelo con River.
El máximo goleador de la historia de Boca Juniors está escribiendo sus últimas páginas en el libro de su carrera como futbolísta profesional. Sin embargo no quiere retirarse sin pena ni gloria, es por eso que se preparó de manera especial para esta temporada y justamente debido a eso el 9 padeció los 10 partidos en los que no pudo convertir. El tanto ante Huracán rompió la mala racha y ahora llega con el pie caliente para enfrentar a River por última vez.
Pasó la durísima goleada con Godoy Cruz en el debut, el esperanzador triunfo contra Racing, la insignificante igualdad ante All Boys, las tres caídas consecutivas ante Vélez, San Lorenzo y Olimpo. La vuelta a la alegría contra Colón, en Santa Fe, y la primera victoria como local en el torneo, frente a Estudiantes. La dura derrota con Lanús y el empate amargo con Tigre, hasta que llegó el desahogo. En un partido fácil, el 9 se moría por convertir para sacarse la mochila y tras sufrir un poco pudo volver a vivir la sensación única de festejar un gol con la camiseta de Boca.
A partir de allí volvió a ser el de antes y volvió a anotar en el duelo ante Independiente, con un tacazo genial. Repitió ayer, con un cabezazo que tranquilamente podría haber sido un remate con su zurda, pero fiel a su arma principal prefirió agacharse -casi hasta el piso- para empujar la pelota hasta el fondo de la red.
Es el delantero que más goles convirtió con la camiseta de Boca, está decidido a hacer de éste campeonato el más inolvidable de su carrera y qué mejor ocasión que el próximo partido, ante River, en la Bombonera, para dejar su última huella.