
Mucho nerviosismo en la previa, el clima era de final porque los dos equipos se jugaban buena parte de sus fichas en la pelea por el Torneo Inicial. El partido tardó en armarse, fue peleado en el medio, con imprecisiones. Sin embargo, con la velocidad de sus atacantes era el dueño de casa el que inquietaba más.
La primera oportundiad fue propiedad de San Lorenzo. Ángel Correa le quitó la pelota a Daniel Díaz, cerca del área Xenieze, y enfrentó a Agustín Orion. Su remate se fue desviado.
A Boca le costaba tener la pelota y prácticamente no cruzaba con el balón en su poder la mitad de la cancha. Los delanteros, Juan Manuel Martínez y Emmanuel Gigliotti, estaban muy aislados del resto del equipo y Juan Sánchez Miño no inquietaba por izquierda.
Por su parte, el “Ciclón” se erigía cada vez más como dominador. La rapidez de Correa, Héctor Villalba e Ignacio Piatti era un problema al que Boca no le encontraba solución. Poco a poco, Orion se empezó a transformar en figura evitando varios remates, sobre todo de media distancia, que podrían haber adelantado a los locales.
A los 24, con un San Lorenzo volcado en ataque, llegó la oportunidad más clara. Cristian Erbes golpeó la pelota con la mano en el área y el árbitro, Germán Delfino, cobró penal. Leandro Romagnoli se encargó de ejectuarlo, pero no lo hizo bien y el arquero boquense lo detuvo tirándose sobre su palo derecho para seguir agigantando su actuación. Boca no perdía por él.
La intensidad de los ataques del conjunto de Juan Antonio Pizzi bajó después de la pena máxima y el cuadro de Carlos Bianchi logró respirar. Tuvo un poco más la pelota, aunque sin profundidad. En ataque dependía de la potencia de Gigliotti o alguna corrida de Martínez.
El segundo tiempo empezó con lo que San Lorenzo había merecido en el primero, el gol. Piatti le ganó la espalda a Cristian Erbes, metió un buscapié, Correa dominó entre dos marcadores frente a Orion y definió con fuerza dejando sin chancer al uno boquense.
Boca no tuvo reacción. Se desordenó por completo, estuvo completamente inconexo, la defensa siguió sin poder frenar la velocidad de los atacantes rivales y cuando el Xeneize se paró en campo rival no tuvo ideas para crear ocasiones de gol.
Entonces, Bianchi buscó opciones en el banco de suplentes. Claudio Riaño y Leandro Paredes reemplazaron a Sánchez Miño y Ribair Rodríguez. Pero no sirvieron de mucho. Mucha gente en ataque no fue sinónimo de peligrosidad, y si bien se jugó más en campo de San Lorenzo, el ganador no sufrió en arco propio.
Sin hacer prácticamente nada por lograrlo, a Boca le cayó un regalo del cielo. Erbes se metió en el área, Walter Kannemann lo derribó y Delfino cobró, correctamente, penal. Claudio Pérez lo ejecutó, pero Sebastián Torrico adivinó su intención y lo desvió.
El elenco de la Ribera fue una sombra, perdió solamente 1 a 0 porque Orion fue figura y el rival no estuvo fino en la definición. Boca perdió una gran chance de ponerse a uno de la cima y el campeonato quedó muy lejos.