
En los dos últimos partidos, ambas derrotas, Boca mostró flaquezas defensivas que no frecuentaba desde hace rato. En cambio, en ofensiva, mejoró bastante.
Cara. Hasta hace poco, el equipo de Julio César Falcioni era duramente criticado por todos debido a su falta de creatividad y mezquino juego, pero a pesar de esto conseguía resultados muy positivos gracias a una excelente base desde la defensa. Bastaba con sólo hacer el 1-0 para decir “este partido ya está cerrado”. Así se terminó consiguiendo una racha de 36 partidos sin conocer una derrota.
Seca. Hoy Boca es inseguro en el sector que más elogios recibió a lo largo y ancho de todo el anterior campeonato, pero en ofensiva no se cansa de crear oportunidades de la mano de Juan Román Riquelme. Como si nada, de repente, pareció darse vuelta la tortilla.
En los últimos dos cotejos disputados, ambos en la Bombonera y con resultados negativos, el Xeneize mostró flaquezas que desde hace rato no detectaba. Ante Fluminense e Independiente, en tan sólo cinco días, se recibió la misma cantidad de goles que en el semestre del Boca campeón. ¿Hay alguna explicación para este tremendo desequilibrio? Sí. La falta de concentración. Errores propios. Y no caer sólo en el bajo rendimiento de un jugador.
En el sector ofensivo, en cambio, el equipo pareció recuperar la memoria gracias a Riquelme. El diez, que se encuentra pasando un gran presente, maneja los hilos y hace jugar a sus compañeros, los hace llegar a fondo. La cantidad de llegadas de Boca al área rival fueron muchísimas, sin embargo le está faltando un poco de suerte en el toque final (como ese inexplicable gol que se erró Silva debajo del arco).
Cada vez que el Flu y el Rojo llevaron a cabo una contra, se sufrió como en los viejos tiempos. Y justamente, estos partidos, se terminaron perdiendo producto de dos rechazos desde el fondo del rival. En estos días habrá que trabajar en la búsqueda de ese equilibrio que siempre mencionó Falcioni en cada una de sus conferencias. Son detalles que si se solucionan cuanto antes, todo esto se olvidará pronto y quedará como algo más que una anécdota. El miércoles hay una final como para empezar a cambiar la historia. ¿El equipo encontrará al fin el rumbo?