En esta sección, hablamos exclusivamente de fútbol: esquemas, cambios, asociaciones y más. En esta entrega, el empate del Xeneize en Rosario.
Formación inicial: Bianchi diagramó el 4-2-3-1 en el verano pero lo cambió en el debut oficial. Fue 4-4-2 con Erbes por derecha para ayudar defensivamente a Grana. Del otro lado, Sánchez Miño por sobre Zárate, quien casi no pasó la línea de mitad de cancha. El eje Ledesma-Gago y adelante Martínez alternando bandas, con Gigliotti como referencia de área.
La espalda de los laterales: si bien Grana y Zárate se dedicaron más a la faceta defensiva que a la ofensiva, hubo situaciones del partido que los dejaron mal parados. Por ahí trató de penetrar Maximiliano Rodríguez, pero el buen partido de los centrales complicó al rival.
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La soledad de Gigliotti poco importó: el delantero se fabricó sus propias situaciones y pudo convertir en más de una ocasión. Gran partido del nueve, que sigue siendo poco asistido. ¿Le sirve este esquema?
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La polémica: hay penal de Forlín a Rodríguez. Es clara la falta, aunque quizás el árbitro duda por la exagerada caída del jugador de Newell’s. Sin embargo, hay una mano previa que invalidaría el resto de la acción.
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Falta concretar las situaciones: Boca llegó al arco rival más de lo que se esperaba. Pudo haberlo ganado. El déficit sigue siendo la efectividad: no hay que perdonar en encuentros así de difíciles.
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Los cambios de Bianchi: el “Virrey” parecía cambiar de esquema con los ingresos de Claudio Riaño por Erbes y Luciano Acosta por Martínez, pero luego sacó a Gigliotti para que Federico Bravo aporte a la recuperación en el medio. El dibujo terminó siendo el mismo 4-4-2 del arranque.
Para trabajar: la espalda de los laterales, mayor aporte al delantero y efectividad en ataque.
