El uruguayo quedó afuera del equipo titular, pero el destino lo puso en cancha a los pocos minutos para convertirse en héroe en el gran triunfo en el Monumental.
Pablo Pérez no estaba y Calleri tampoco. La ausencia del mediocampista y del delantero obligaron a que el Vasco cambie el esquema: del 4-3-3 al 4-4-2; se abrían dos oportunidades para ocupar espacio en la mitad de la cancha. El primero fue Meli, y el segundo tenía una competencia entre uruguayos: ¿Bentancur o Lodeiro? Pese al error ante San Lorenzo, Arruabarrena se inclinó por el chico devenido de las inferiores del club para que tenga una revancha propia.
Meli, Erbes, Gago y Bentancur. Así saltaba el mediocampo Xeneize al Monumental por el clásico más importante de la fecha 24. Sin embargo, el azar y la desgracia de Fernando Gago a los 30 segundos (se rompió el tendón de Aquiles y será baja por seis meses) obligó, nuevamente, a que el DT cambie el esquema: al ser Cubas de las mismas características que Erbes, Lodeiro tuvo que entrar para jugar algo más arriba, casi como un enganche suelto.
Nadie esperaba que ingrese Lodeiro desde el arranque. Porque prácticamente fue desde el minuto cero. Ni él, que ya había perdido la pulseada ante Bentancur. La llegada de Tévez lo había marginado del once inicial del primer semestre del año, y hoy tenía una nueva oportunidad de revalidar sus condiciones.
Hoy sin la 10, cedida a Carlitos, entró en calor rápidamente y se metió de lleno con la 14. “Ya que estoy cumpliendo algo que quería, de estar acá, me animo un poco más para afrontar un desafío completo de jugar con un número tan importante en esta institución. La 14 siempre me acompañó y es un número que significa mucho para mí, pero usar la 10 de Boca es un desafío mucho más grande y que tengo muchas ganas de afrontarlo”.
La palabra de Lodeiro en su presentación a principio de año decía más de él que nada. Se colgó la 10, la gente se encariñó rápidamente, pero tuvo que volver a su mítica 14 que también luce con la celeste de Uruguay. Y también volvió con la azul y amarilla. Y jugó y anotó en el partido más importante y cuando nadie se lo esperaba.
Entró enchufadísimo, sabiendo que este partido era una vidriera para el resto del año. Corrió, presionó, jugó. Pero lo más importante llegó de un rebote. Así como nadie se esperaba que ingrese tan pronto, tampoco nadie se imaginaba que aparezca en el área rival y corrija el amague de Carlitos con un disparo fortísimo que rompió el arco de River para el 0-1. El primer y único gol del Superclásico que venía de la mano de Nico.
Elegido como una de las figuras del encuentro, palo a palo con Orión, Lodeiro sumó unos porotos de cara a la recta final y decisiva del año. No sólo fue un gol ante el clásico rival; también fue el gol que dejó a Boca en lo más alto del campeonato. Enmudeció al Monumental, habló con su pie y después con declaraciones: “No hay que bajar nunca los brazos, yo tenía muchas ganas de jugar este partido. No entrando de esa manera, porque que se haya lesionado Fer no me gusta, pero traté de aprovechar la oportunidad y se me dio”.
En contraste a lo que exponía a principio de año, Lodeiro apuntaba con todo con la 10 de Boca, aunque ahora lucía su clásica 14. “Volvió todo a la normalidad”, concluyó Tévez, el heredero de la 10 de Lodeiro, ese que metió un gol con su número preferido para que Boca vuelva a la punta y estire la paternidad ante River. Y hasta tiene la chance de volver a ser titular ante estos seis meses de recuperación de Gago. Por si quedaban dudas de si Carlitos tenía razón.