
Abrimos una nueva sección en la que recordaremos ciertos momentos y personajes de la rica historia Xeneize. En esta entrega presentamos a Julio Elías Musimessi, el arquero que combinó a la perfección sus dos pasiones: el fútbol y la música.
Existieron a lo largo de la rica historia Xeneize, varios arqueros que de una manera u otra dejaron su marca en el recuerdo del hincha común. En la década del ´50, en la que el club atravesaba un magro presente, llego proveniente de Newell`s un guardavalla distinto, de estatura baja, oriundo de Chaco y con características bastantes vanguardistas en aquellos tiempos: Julio Elías Musimessi.

Musimessi tenía dos particularidades que lo hacían un arquero diferente: no usaba rodilleras y preferías las medias bajas, detalles no menores para aquellos tiempos.
Compartía, además del futbol, otra pasión: cantaba chamamé. Llego a tener disco por entonces, donde el estribillo más recordado por siempre sería el dedicado al club de sus amores: “dale boca, viva boca, el cuadrito de mi amor” sonaba cuasi como himno en las generaciones juveniles.
De pibe fue el básquet, el deporte que lo acuñó. Pero quiso el destino que una tarde, jugando al fútbol, se lesionase el arquero y sus compañeros, conociendo su habilidad para manejar la pelota con las manos, lo invitaron a que ocupara el puesto. Esa incidencia fortuita sellaría su futuro.

Tenía que esperar sólo una campaña más para acariciar la gloria. El `54 fue sin dudas su gran año. Formó parte del plantel que trajo una estrella a la institución luego de una década de sequias.
Integró un equipo que brilló en su delantera exquisita (con goleadas a Gimnasia por 7-1 y a Huracán por 6-1) con “pepino” Borrello como estandarte goleador, y completó su eficacia con una defensa técnicamente superior. Era una “muralla defensiva”, que combinó firmeza y buen pie, formada por Colman y Edwards en la zaga, Lombardo, Mouriño y Pescia como medios.
La campaña fue exitosa: 21 triunfos, 3 empates y 6 caídas, con 60 goles a favor y apenas 26 sufridos en la propia valla.

Estuvo en Boca hasta 1959 y jugo 157 partidos, de los cuales dos fueron en competiciones internacionales. Al retirarse del fútbol regenteó una cantina en Morón.
En 1986, cuando estaba cerrando el local para retirarse a su domicilio, una patota de jóvenes en estado de ebriedad intentó entrar para seguir tomando. Musimessi se resistió y fue gravemente herido de dos balazos. Permaneció varios días internado y recibió la visita de muchos de sus ex compañeros y rivales, entre ellos el guardameta de River, Amadeo Carrizo.

Un arquero distinto, extravagante, con grandes atajadas sobre sus hombros, de gran personalidad y de un amor hacia Boca sin igual. Un emblema del club que permanece intacto al melancólico paso del tiempo y que revive no sólo en sus recordadas actuaciones sino en cada melodía, donde resuena su apacible voz.
Penal atajado a River en 1953 (River 2 – Boca 3)
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Fuente video: http://www.historiadeboca.com.ar (Usuario Youtube: golesboca1981)