En esta oportunidad, haremos un repaso por los momentos más importantes de la trayectoria del defensor. Defendiendo la camiseta azul y oro obtuvo nueve títulos.

EL FLACO DE LINCOLN

Rolando Schiavi nació el 18 de enero de 1973 en Lincoln, provincia de Buenos Aires. Inspirado por su papá, Carlos, comenzó a jugar en Rivadavia de su ciudad natal como defensor central. Sus hermanos Fabio, Ezequiel y Leandro también se convirtieron en futbolistas profesionales y, curiosamente, todos se desempeñaron en la misma posición.

El fútbol no era la única afición de Schiavi, sino que también practicó softbol, básquet y ciclismo. Además, durante su adolescencia ayudó en la carnicería familiar e incursionó en el oficio de apicultor.

Sin concluir el secundario, el defensor partió a Rosario para probarse en Newell’s y fue seleccionado entre 500 chicos por el reconocido entrenador de inferiores Jorge Griffa. No obstante, en la “Lepra” no tuvo paso muy feliz ya que lo dejaron en libertad de acción y tuvo que partir para Argentino de Rosario, donde estuvo por dos años.

Sus actuaciones en el modesto equipo de Primera B captaron la atención del empresario Silvio Cyterszpiler, quien compró su pase y lo incorporó a Argentinos Juniors. El 13 de agosto de 1995 se produjo su estreno en la Primera División del fútbol argentino ante Estudiantes, en cancha de Ferro por la segunda fecha del Apertura. El técnico era José Omar Pastoriza y el partido terminó en una igualdad sin goles.

Poco tiempo después de su debut, en 1996, el equipo de La Paternal descendió a la B Nacional. No obstante, con Schiavi en un rol más activo, al año siguiente recuperó la categoría. En el “Bicho”, el zaguero jugó 146 partidos, anotó 10 goles y sumó cuatro expulsiones.

EL ARRIBO A LA BOCA Y EL INTERÉS DE ROMA

La ida de Jorge Bermúdez al fútbol griego puso a Schiavi (de 28 años) en la consideración de Carlos Bianchi, entrenador de Boca Juniors, quien buscaba un reemplazante para el “Patrón”. Mientras estaba de gira en Estados Unidos con Argentinos Juniors y tras frustrarse el arribo del chileno Rafael Olarra, Mauricio Macri arregló su llegada cambio de 910 mil dólares.

La presentación de Schiavi con la camiseta azul y oro fue contra la Roma, en un amistoso en el estadio Olímpico, el 7 de agosto de 2001. La primera labor del “Flaco” fue la de marcar al gran goleador Gabriel Batistuta. Boca cayó por 3 a 1, pero al concluir el encuentro el entrenador italiano Fabio Capello, preocupado por la lesión del defensor Saliou Lassissi (se fracturó la tibia y el peroné), manifestó su deseo de incorporar a Schiavi o a Nicolás Burdisso. Así de rápido fue tentado el “Flaco” para marcharse al Viejo Continente. Macri tasó su pase en 4 millones y medio de dólares, pero finalmente no lo dejó marcharse del club de la Ribera. “Cuando se cayó lo de Italia muchos me preguntaron si me había dolido, pero la verdad es que no porque en definitiva estaba en Boca, el club del que soy hincha y en el que siempre quise jugar”, aseguró en una entrevista con El Gráfico.

UN PERÍODO DE ADAPTACIÓN Y LA POSTERIOR CONSAGRACIÓN

Tras el debut en el exterior, en el torneo local Schiavi tuvo que esperar cinco fechas para conocer la victoria. En el ciclo de Bianchi atravesó un período de adaptación y terminó por consolidarse cuando el uruguayo Óscar Washington Tabárez tomó las riendas del equipo en 2002.

El 2003 fue un año impresionante para la carrera del defensor, que con el regreso del “Virrey” a la dirección técnica, conquistó tres títulos: Copa Libertadores, Apertura y Copa Intercontinental. Pero además tuvo la posibilidad de demostrar su devoción hacia el club de sus amores: jugó los 90 minutos en la victoria frente a Colo-Colo (2-1) como visitante, por la fase de grupos, con apendicitis.

“Por la madrugada me levanté con dolor de panza, me hice un baño de inmersión y fui a ver al médico que me dio una buscapina. Durante el día estuve con dolor, pero zafable. Ya cuando hice la entrada en calor no podía saltar, pero le metí para adelante y en el entretiempo estaba con chuchos de frío y fiebre. Me preguntaron si podía seguir y dije que sí. Cuando terminó el partido estaba la ambulancia a la salida del vestuario, me sacaron en camilla y me hicieron los estudios. Ahí no daba más del dolor y le pedía calmantes al médico. Vieron que era apendicitis y me operaron”, recordó después.

En 2004 fue protagonista de otro hecho épico en la historia de Boca, las semifinales por la Copa Libertadores 2004 ante River. En el partido de ida, en La Bombonera (no hubo público visitante en ninguno de los enfrentamientos), Schiavi decretó la victoria para los de Bianchi con un gol de cabeza. En el encuentro definitorio, que los “Millonarios” ganaron por 2-1, fue el primero en patear en la definición por penales, en la que el Xeneize se impuso por 5-4. Más allá de que luego no se logró el título, ese triunfo será recordado como uno de los más importantes en la historia de los superclásicos.

El 2004 lo terminó con otra alegría: sumó su cuarto título con la camiseta azul y oro, la Copa Sudamericana. En la era de Alfio “El Coco” Basile incorporó a su curriculum nuevos campeonatos: Apertura, Sudamericana y Recopa 2005. Ese semestre, además, fue el jugador que más minutos disputó en el plantel.

PASO FUGAZ POR EL VIEJO CONTINENTE, UNA GRAN EXPERIENCIA EN BRASIL Y EL RETORNO A ARGENTINA

Luego de tantas alegrías en el club de sus amores, para el 2006 Schiavi decidió cambiar de aire. Pasó al Hércules de España, en la segunda división, que abonó 500 mil dólares por su pase. “Me fui por dos años y medio y me quedé uno. Fue muy raro, venía de ganar siempre y pasé a estar 10 fechas sin hacerlo y a pelear por el descenso. En lo personal fui el jugador con más partidos en la temporada, creo que me perdí uno sólo”, reflexionó sobre la experiencia en el equipo de Alicante.

Así, Schiavi retornó en 2007 a Sudamérica para vestir los colores de Gremio de Brasil. Ese año conquistó el campeonato Gaucho y además alcanzó la final de la Libertadores en la que el Tricolor cayó frente a Boca Juniors por 5-0 en el global.

La temporada siguiente, cansado por los viajes constantes que tenía que hacer en el país carioca, el “Flaco” volvió a Argentina para jugar en Newell’s, que estaba complicado con los promedios. El equipo rojinegro, no obstante, fue mejorando sus rendimientos en los torneos posteriores al arribo del bonaerense. En la “Lepra”, Schiavi mostró un gran nivel durante su primera etapa y se convirtió en el defensor más goleador con 18 goles en 130 partidos.

NUEVA CONQUISTA DE AMÉRICA Y EL ESTRENO EN LA SELECCIÓN

Con 36 años ya imaginaba su retiro, cuando recibió una oferta de Estudiantes de La Plata. El equipo de Alejandro Sabella había sufrido las bajas Marcos Angeleri y Christian Cellay y necesitaba un hombre con experiencia y mentalidad ganadora como Schiavi para las semifinales de la Copa Libertadores 2009, en las que enfrentarían a Nacional de Uruguay. Newell’s y Estudiantes arreglaron la cesión del defensor por un mes a cambio de 100 mil dólares.

Schiavi, de esta forma, no sólo jugó la semifinal del certamen más importante de América sino que además estuvo en la final y volvió a ganarla. Para cerrar otro gran año en su trayectoria, Diego Armando Maradona lo convocó a la Selección Argentina y se convirtió en el futbolista más veterano en debutar en el equipo albiceleste. Fueron tres los partidos que jugó, todos por las Eliminatorias a Sudáfrica 2010: la derrota contra Paraguay por la mínima diferencia como visitante (ingresó sobre el final), el triunfo contra Perú por 2-1 (que clasificó a Argentina al Mundial) y también la victoria sobre Uruguay por 1-0.

En cuanto al nivel local, Newell’s estuvo en la lucha por el Apertura, que finalmente obtuvo Banfield. La temporada siguiente, Schiavi volvió a participar de torneos internacionales como la Libertadores y la Sudamericana aunque sin buenos resultados. Luego de bajar un poco su nivel, en el inicio de la temporada 2011/2012 quedó en libertad de acción.

UN FINAL SOÑADO: EL REGRESO A CASA

Pensando en el epílogo de su carrera, Schiavi firmó contrato con Boca por seis meses. El equipo dirigido por Julio César Falcioni venía de obtener el séptimo lugar en el Clausura 2011 y aspiraba a volver a pelear por un título luego de tres años de sequía (en diciembre de 2008 había logrado su último campeonato). Su llegada junto con las de Agustín Orion y Facundo Roncaglia le brindaron más solidez y seguridad a la defensa xeneize, que ese campeonato sólo recibió seis goles y se consagró campeón con una diferencia de 12 puntos sobre su escolta y a dos fechas del final.

Cualquier jugador podría haber aprovechado esta oportunidad para cerrar su carrera de la mejor forma, pero Schiavi todavía tenía hambre de gloria. Decidió continuar teniendo en cuenta que Boca volvía a jugar la Libertadores tras tres temporadas de ausencia y también se disputaba la nueva edición de la Copa Argentina. El equipo de Julio César Falcioni peleó los tres frentes durante ese semestre y además acumuló un invicto de 36 partidos, que culminó en marzo de este año frente a Fluminense por 2-1 en La Bombonera.

El único título que pudo quedarse el Xeneize fue la Copa Argentina. En la Libertadores llegó a la final (perdió con Corinthians) y peleó el torneo local hasta las últimas fechas.

“Estoy orgulloso de defender esta camiseta, lo haría toda mi vida. Aparte me queda pintada”, publicó hace unos días en su cuenta de Twitter. Nadie puede negar que el Flaco Schiavi por su juego y su entrega se ha ganado un lugar en la historia grande de Boca. Es el arquetipo de jugador que esta institución necesita, un luchador y un ganador nato. En los últimos años, futbolistas como Hugo Ibarra o Roberto Abbondanzieri no pudieron despedirse del club de la Ribera de la forma adecuada. A Schiavi le tocó recibir cuestionamientos por su edad (en enero va a cumplir 40 años), no obstante, pudo darse el lujo de decirle adiós al fútbol por su decisión y mostrando un buen nivel.