Gimnasia y Boca no llegaron a jugar ni siquiera 10 minutos. La represión policial ocurrida en las afueras del estadio no solo generó heridos de bala de goma, sino también obligó a suspender el partido producto de la nube de gas lacrimógeno que ingresó hacia la cancha del Lobo.
Juan Pablo Varsky, comentarista de la transmisión oficial, contó al aire que los disturbios se habrían producido luego de que un efectivo empujara a una chica en las calles. A partir de ahí, los balazos de goma, los palazos por doquier y el maltrato a los fanáticos.
Otra de las versiones que circulan habla de la sobreventa de entradas para el público de Gimnasia, que colmó el estadio, pero no pudo disfrutar ni siquiera un cuarto de hora y terminó invadiendo el campo de juego para resguardarse del gas.
Una jornada triste que le sigue haciendo mucho daño al fútbol argentino y a la pasión de los hinchas genuinos que solo buscan disfrutar de un espectáculo.