Desde el arranque, el Xeneize se lanzó al ataque. La primera de peligro fue un desborde de Nahuel Zárate que Emmanuel Gigliotti no llegó a conectar. Luego, Cristian Erbes robó una pelota en el área rival y asistió a Juan Román Riquelme. El remate del enganche se fue apenas por encima del travesaño.
El local era superior y llegaba hasta tres cuartos de cancha sin problemas, pero le costaba ser fino en esa zona. La más clara del partido llegó a los 33 minutos: Juan Sánchez Miño tiró un centro y Gigliotti cabeceó solo, pero Nereo Fernández se lució con una formidable atajada para salvar a Argentinos.
A los 37, Boca pudo romper el cero. El arquero Fernández dejó pasar un centro al ras del piso de Zárate, pensando que se iba. Pero detrás suyo estaba Acosta, quien tiró la pelota al medio para que el “Puma” entre solo y convierta el primer gol del partido.
El tanto le dio confianza al equipo, que logró asentarse como dominador del juego. Antes del descanso, Leandro Marín sintió una molestia y tuvo que salir. Lo reemplazó Hernán Grana.
El complemento fue bastante parecido, aunque con menos acciones de peligro. Los de Bianchi eran superiores pero sin llegar a lucirse.
El “Virrey” entendió que era momento de cambios y mandó a la cancha a Diego Rivero, en lugar de Luciano Acosta. Después Erbes le dejó su lugar a Claudio Riaño.
Todo parecía controlado, pero a los 42 minutos Leonardo Pisculichi la agarró desde afuera del área y la puso en un ángulo, para poner el empate y dejar desconcertado a Boca. La igualdad pega anímicamente pero hay que levantarse rápido: se viene Quilmes y luego River.