Julio César Falcioni se equivocó al no realizar cambios con respecto al equipo que empató el martes ante el Zamora. Flojo rendimiento individual y grupal. A trabajar…
Es fácil hablar con el resultado puesto, no hay dudas. Pero más fácil es escribir estas líneas tras ver el partido de ayer una vez más. Ante el Tatengue, Falcioni debió tener en cuenta que Boca jugó 3 partidos en 10 días y sólo hizo un cambio en el equipo con respecto al encuentro del martes, ante el Zamora: Pablo Mouche ingresó en el lugar de Santiago Silva.
Boca jamás puso primera, no cambió de ritmo. La pelota corría lenta, por lo que el juego y el futbolista también. La misma marca la velocidad, y es ahí donde el equipo de JCF viene fallando.
Los laterales, de una pobre tarea, no terminan de convencer. Poco de Franco Sosa y mucho menos de Facundo Roncaglia, que tiene que improvisar jugando de 3. En un fútbol argentino tan pobre y austero, Juan Román Riquelme extraña horrores a Clemente Rodríguez. El Pelado es el socio ideal del 10, y una de las figuras en el Boca campeón versión 2011.
En la mitad de la cancha se vio a Diego Rivero y Walter Erviti en pobres condiciones físicas, cansados y fundidos. Pablo Ledesma podría haber ocupado el sector derecho de la cancha, y Nicolás Colazo o el pibe Sánchez Miño tener su oportunidad en la otra banda. Arriba faltó picardía y convencimiento de los delanteros para moverse.
Se viene una semana para que JCF piense y prepare el partido del próximo domingo ante Newell’s. La Copa es prioridad, pero el Clausura no puede dejarse de lado tan rápidamente.