Los mayores problemas del equipo de Borghi están en el medio. Sin embargo, sólo un refuerzo fue para aquella zona y, por su parte, la reforzada defensa tampoco da seguridad. ¿Qué pasa con la línea de tres Xeneize?
¿De qué hablamos cuando hablamos de los problemas de Boca? Bueno, se sabe que, a la tercera fecha del Apertura, se ha dado una continuidad de dificultades en el juego Xeneize , que involucran, desafortunadamente, a todas sus líneas…
También podría decirse que la principal clave para resolver pasa por las dificultades en el mediocampo, ya que es el eje que une al equipo y que permite la progresión ofensiva: Sebastián Battaglia no puede continuar en su papel de todopoderoso solitario y Damián Escudero no ha podido aportar su cuota de creación como conductor del equipo. Por su parte, un tiempo solo suena escaso para opinar acerca de las posibilidades de Marcelo Cañete…
Pero precisamente en el centro del campo, es donde Boca no tiene caras nuevas, a no ser por los juveniles que se sumaron al equipo – Marín, Cañete, Araujo -, incluso en una especie de búsqueda indefinida por intentar cambiar algo. A no ser por Escudero, el conjunto Xeneize no cuenta con refuerzos en el mediocampo, una asignatura que, a esta altura, parece ser, sin dudas, una cuenta pendiente.
Los refuerzos, en cambio, sí están en la defensa, precisamente la parte del equipo a la cual Borghi parece haberle dado más confianza, al atribuirle tan sólo tres hombres para custodiar la valla de Lucchetti. De las seis incorporaciones del club de la Ribera, cuatro corresponden al ámbito defensivo: Cellay, Caruzzo, Insaurralde y Clemente Rodríguez. Los otros dos son Lucchetti y Escudero.
Cellay y Clemente, que hasta ahora no tuvieron buenas actuaciones, están lesionados. Insaurralde es, hasta ahora, uno de los que más inconvenientes ha mostrado en su adaptación a la línea de tres. En cambio, el ex Argentinos es el que más regularidad ha mostrado y el que le ha dado más seguridad a la defensa Xeneize. Pero, de cualquier modo, con un medio tan estático y sin marca, tres en el fondo siguen siendo poco y, más aún, cuando todavía no coordinan correctamente salidas y marcas, no llegando a dar plena seguridad.
Si bien el encuentro de ayer fue de esos que se empiezan perdiendo en el mediocampo, la defensa xeneize sigue con falencias y no aporta la confianza necesaria para quienes están adelante ni para aquel que los mira desde atrás. Los goles de All Boys fueron clara muestra de ello: en el primero, falló el cierre de Insaurralde y, después, Lucchetti resolvió mal su salida. En el segundo, se perdió la marca justo en el centro del área chica y Domínguez no perdonó, como si había hecho Matos en una jugada exactamente igual, cinco minutos antes.
De todos modos, las inseguridades en la defensa vislumbran una solución esperanzadora en lo que hace a la adaptación a un nuevo club, equipo y forma de juego. Caruzzo parecería ser la mejor muestra. La clave, en cambio, está en el interrogante acerca de qué pasará con el mediocampo xeneize, que ya, se supone, debería estar adaptado al mundo Boca.