En un partido para el olvido, Boca  cayó por 3-1 ante River y no encuentra la salida en este duro verano. 

Apenas amanecía el encuentro, River encontró una gran chance y no la desperdició: tras una jugada individual del paraguayo Rojas, este sacó un remate que se escurrió entre las manos de Abbondanzieri, que no pudo contenerlo.

Los dirigidos por Astrada encontraron de manera sorprendente la ventaja, en un partido lleno de emociones y con mucho en juego, por más que fuese de verano. Pudieron ampliar el marcador en otra jugada que tuvo Villalva pero tapó de gran manera el uno Xeneize.

A partir de ese entonces, Boca se lanzó al ataque en busca de la igualdad con más ímpetu que ideas de juego. Las mejores situaciones se daban cuando pasaban por los pies de Riquelme, que clarificaba todas las pelotas que tocaba.

Como ocurrió en los últimos tiempos, Gaitán se mostró muy movedizo y siempre fue un problema para la defensa rival, que solamente podía detenerlo con faltas. Los dirigidos por Basile abusaban del pelotazo a la cabeza de Palermo, pero por falta de precisión no servían para inquietar a Vega.

River parecía quedado, totalmente anestesiado después del gol, hasta que Villalva se encontró con un centro atrás, que con lo justo llegó a tapar Muñoz. Del rebote de esa jugada llegó el empate de Boca.

Riquelme aguantó la pelota y se la llevó en velocidad, hasta que Quiroga lo anestesió con un duro topetazo. Fue la peor solución. Centro categórico del 10, que encontró la cabeza salvadora de Palermo y selló el empate.

El segundo tiempo pareció ser un calco del primero: River otra vez arrancó mejor y Villalva tuvo una nueva chance, pero esta vez el palo le dijo que no. A los diez minutos Funes Mori cabeceó solo en el área de Boca y, tras un rebote de Abbondanzieri, él mismo fue el que volvió a conectar la pelota y marcó el 2-1.

El autor del gol tuvo una nueva chance pero definió débil ante el Pato. Boca estaba desorientado y  no encontraba el rumbo, por lo que Basile decidió el ingreso de Monzón y Colazo por Muñoz y Giménez.

Para peor, dos minutos más tarde Villalba tuvo la tercera y no perdonó: tras una gran jugada colectiva, definió sutilmente ante la salida de Abbondanzieri, que nada pudo hacer.

Boca no reacciona y está a merced de la voluntad de su rival. Un equipo totalmente fuera de sí, desconocido y sin respuestas.

Riquelme ya no aparece, Palermo se preocupa más por los dichos de la gente de River y Gaitán devuelve las botellas que le tira la hinchada rival y se va expulsado. Es reflejo de la realidad de Boca, que no encuentra un respiro en estos días.

El verano está siendo duro con el Xeneize que, más que nunca, espera su primavera.