En lo que va del campeonato, Boca Juniors recibió ocho goles y seis de ellos fueron sufridos como local y desde el borde del área chica. Panorama preocupante.
En los últimos torneos, una de las principales falencias del conjunto Xeneize fue su comportamiento defensivo, principalmente en lo que respecta a pelota parada y centros cruzados. Con la llegada de Julio César Falcioni, un técnico que privilegia el orden y arma sus equipos de atrás para adelante, se esperaba poder terminar con este karma.
El verano había sido alentador. El equipo sólo había recibido un gol en contra y los defensores parecían haber ensamblado de buena forma sus movimientos. El inicio del Clausura trajo aparejado todos los errores posibles, que no habían tenido lugar en la pretemporada.
Godoy Cruz aprovechó los desacoples defensivos y las grandes ventajas que dejaron los laterales a sus espaldas.
En el primer gol, a pesar de la falla de García, Villar jugó a espaldas de Calvo; en el segundo, Clemente estaba fuera de su posición y Caruzzo perdió a Ramírez; en el tercero, nuevamente el “Pelado” perdió a su marca y Torres le ganó la pulseada al “Pampa”; el último, ni merece explicaciones porque fue un verdadero papelón.
Falcioni sintió cada gol como una puñalada porque una de sus primeras premisas se había roto al tener un arco tan vulnerable.
Ante Racing y All Boys, el equipo consiguió mantener la valla invicta, pero en dos situaciones totalmente distintas. En Avellaneda, Javi García fue la figura rutilante del encuentro y ahogó una y otra vez los gritos de los futbolistas “Académicos”, mientras que a la fecha siguiente, el juvenil no fue exigido por el elenco de Floresta, que jugó para ver si podía llevarse un punto de La Bombonera.
Si bien frente a Vélez y San Lorenzo los partidos fueron más trabados y con pocas ocasiones de gol, nuevamente el conjunto azul y oro no pudo irse con la valla invicta. En Liniers, Fernando Ortiz le ganó de cabeza a Juan Manuel Insaurralde y decretó el 1-0 final; en el Nuevo Gasómetro, el zapatazo de Aureliano Torres dejó boquiabiertos a todos, siendo el único gol que no dejó nada para reprochar.
El último partido con Olimpo volvió a poner en evidencia las limitaciones de su última línea. Los jugadores bahienses hicieron lo que quisieron con la pelota ante la atenta mirada de los futbolistas de Boca Juniors, grandes actores de reparto.En el primero, Insaurralde y Caruzzo perdieron de arriba y luego Rivero no pudo parar a Rolle, que terminó convirtiendo. En el segundo, a espaldas del ex Argentinos, Furch dio el golpe de gracia al Xeneize. Así, una derrota histórica retumbó en La Boca.
De los ocho goles recibidos, seis fueron en condición de local y todos ellos se dieron desde el borde del área chica. Esto demuestra las facilidades que le da el conjunto de Falcioni a su rival para llegar casi hasta al lado del arquero.
Hasta el momento, Caruzzo e Insaurralde fueron una fija en la zaga central, mientras que los laterales rotaron una y otra vez, buscando una solución al problema de los desbordes de los rivales.
Para visitar a Colón, el técnico dispondría un esquema con cinco defensores (Calvo, Cellay, Caruzzo, Insaurralde y Clemente) para poner fin a las fragilidades de los zagueros. ¿Será el sistema preciso para sobrepasar este crítico momento?