El plantel arribaba al Malvinas Argentinas y uno de los hombres solicitados era Frank Fabra. Él estaba a minutos de usar por primera vez la camiseta de Boca Juniors. Un periodista de el programa radial “Superclásico”, le consultaba “¿cómo se ganan estos partidos?” Sin vueltas, el lateral expresó “con huevos”.
En la previa el colombiano parecía entender a que club había llegado y como era la idiosincrasia Xeneize. Ya dentro de la cancha, Rodolfo Arruabarrena lo ubicó como carrilero por la izquierda. El equipo necesitaba jugar bien abierto, por lo que su tarea en ofensiva iba a ser fundamental.
El arranque fue malo. Desbordó por la banda y tiró un centro muy desviado. Esto poco le importó, el oriundo de Antioquia se recuperó rápido, mostrándose siempre como opción de pase.
A lo largo del encuentro generó algo de peligro, pero el rendimiento de Boca fue pobre, por lo que tampoco se destacó mucho. En el retroceso, su labor fue correcto y nunca fue vapuleado por ningún rival.
En la segunda parte, el lateral sabía que no le quedaban muchos minutos en cancha, ya que habían pactado que sería reemplazado. El jugador apenas tenía entrenamientos junto a sus nuevos compañeros y para colmo, estaba realizando una tarea que desgasta mucho.
Posterior al encuentro, pese a la derrota, Fabra se fue muy feliz: “Lo que sentí es lo más lindo que puede pasarle a un jugador”. El colombiano por primera vez se vistió con la de Boca y además, en un Superclásico. Solo le faltó la victoria.