A pesar del buen partido ante San Lorenzo, Bentancur se fue manchado por su garrafal error en el gol rival. El pibe que ahora deberá levantar la cabeza y aprender.
“Ever tried. Ever failed. No matter. Try Again. Fail again. Fail better”. La frase que inmortalizó el novelista irlandés, Samuel Beckett, por 1983 encaja perfecto en el partido y carrera del joven Rodrigo Bentancur. “Siempre lo intentaste. Siempre fallaste. No importa. Inténtalo otra vez. Falla de nuevo. Falla mejor”, en su traducción al castellano, debe ser la impronta del uruguayo para salir adelante del garrafal error ante San Lorenzo.
Con apenas 18 años cumplidos hace unos meses, Bentancur ya juega en la Primera de Boca. Y hasta fue anotado en la carpeta de la Juventus. Formado en la Candela desde los nueve años, es una de las promesas más grandes de Boca en los últimos años. Un híbrido entre Pastore y Riquelme que maneja a la perfección los tiempos con una habilidad impresionante en sus pies.
Esa misma habilidad y técnica que el domingo lo perjudicó. Quizá desgastado por la tensión de los minutos final de uno de los encuentros más importantes del campeonato, desacostumbrado a mover la pelota cerca del arco propio y hasta con su compañero Cata Díaz tapándole la aparición de Matos, el centrodelantero rival que demostró su olfato y experiencia.
Las lágrimas de Bentancur al salir del campo reflejan lo que pasa por su cabeza. Un pibe de 18 años que se equivocó feo e imagina una respuesta imperdonable de la parcialidad xeneize. Pero el hincha sabe que el fútbol, once contra once, no es más que un deporte en conjunto. A veces se pueden hacer cosas geniales, como tirar un caño exquisito en la mitad de la cancha o anotarle el quinto a River, como cosas malas, pero no deja de ser un deporte en conjunto.
Que la posible expulsión de Yepes hubiese cambiado el rumbo del encuentro o que los goles malogrados por los delanteros de Boca también. La estadística marca que Bentancur se equivocó y Boca perdió. Lo que no hablan los números es el ítem del uruguayo que tiene para salir adelante. Habilidad, técnica, visión y un futuro inmenso que evoluciona a pasos agigantados y que ningún error debería afectar por más grande que sea.
“He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mi para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito”, lanzó en algún momento el mítico Michael Jordan, porque hasta los más grandes (y no de contextura) se equivocaban.
Ahora es el turno de que Bentancur levante la cabeza, así como lo hace constantemente en el césped para ver a su compañero mejor ubicado. Que seque las lágrimas y entienda que es una de las joyitas del club, que tiene un futuro que cada vez es más presente. Porque de los errores se aprenden y hoy es tiempo de crecer.