Pese al resultado, el delantero tuvo otra tarde espectacular, con dos goles y aguantando la marca casi en soledad cerca del arco rival. 

Un partido más de Calleri, y a la vez un partido menos. La promesa del fútbol xeneize es, en contraste, una realidad. La ida de Osvaldo del club le dio más minutos, y así, más juego, más fútbol, más goles. Pretendido por varios clubes europeos en el mercado invernal, terminó quedándose en Boca, pero su nivel no para de crecer y el destino al Viejo Continente seguramente esté cada vez más cerca.

La interminable novela con el delantero en el pasado mercado de pases terminó con la continuidad con la azul y oro. Y sirvió: el segundo semestre le sentó bien y apareció, primero con un golazo histórico de rabona frente a Quilmes, y ahora con dos goles frente a Unión en un partido imposible de analizar.

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Se mueve por todo el ancho del campo, busca el hueco para recibir de cara al arco o de espaldas ya pensando en quién apoyarse, aguanta, aguanta y aguanta. Se quita la marca a velocidad o parado y dado vuelta. Torea los centrales, se escabullea y sale adelante. Busca el centro, va y cabecea. Calleri le suma cada vez más recursos a su fútbol resistente y física, mostrándose al mundo como un delantero completo que pueda adaptarse a cualquier situación.

Puede anotar bien arrancado el partido, con atención de si el defensa rival se desconcentra y termina favoreciéndolo. También con su equipo en desventaja numérica y con el resultado en contra, provocando el gol de Tévez para empatar 2-2 o su propio tanto sobre la hora para igualar nuevamente en un 3-3.

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Ante Unión, Boca fue Calleri y diez más. Quizá algunos destellos de jerarquía de Tevez, o flashes de Meli, Palacios o Erbes, pero poco y nada. Pero él estuvo a la altura, hasta en la última jugada que, como en un replay del gol anterior, con la cabeza casi estampa un posible empate de 4-4, que terminó en las manos de Nereo Fernández. Para ilusionar con el empate cada vez que el resultado no estaba a favor y hasta con soñar con revertir el marcador con unos minutos adicionados.

Calleri este domingo puso un trabajo más en su currículum: audacia goleadora frente a Unión. Por la extrañeza del encuentro y el 10 contra 11, el resultado no terminó a favor de Boca, pero Jonathan tuvo una actuación de otro partido. Uno que merecía ganar, que él merecía ganar. Algo ganó, igualmente. Ganó confianza, gratitud y futuro; hoy, vive demostrando que puede hacer de todo.

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