La historia de Boca es muy grande como para que el equipo vaya cambiando de director técnico casi todo los años y tire la moneda al aire para ver qué pasa.
El escudo de Boca tiene demasiado prestigio encima como para que no haya un plan futbolístico a mediano o largo plazo que soporte momentos de turbulencia.
La camiseta de Boca exige mucho más que mercados de pases irregulares, en donde llegan jugadores que luego no son capaces de modificar la ecuación cuando la mano viene torcida.
La hinchada de Boca necesita, sin ningún tipo de dudas, decisiones coherentes por parte de quienes tienen la enorme responsabilidad de conducir los hilos deportivos. Esa será la mejor manera de representarlos.
Sin ánimos de exagerar, y entendiendo que el Club vivió épocas mucho más hostiles que la actual, llegó el momento de meter un volantazo que enderece el rumbo. Porque así no va más.
El 2024, un pálido año para la mitad más uno, va llegando a su fin. Sin embargo, todavía hay objetivos por cumplir. Por eso, jueguen y gobiernen para toda esta gente que da hasta lo que no tiene para estar al lado de los colores.