Quienes estuvimos atravesados por los exitosos ciclos de Carlos Bianchi y Alfio Basile quedamos un tanto afectados cuando Boca pierde partidos como el de ayer contra Arsenal, en Sarandí.
No tanto por el resultado, que al fin y al cabo será una anécdota, sino por la manera en que los nuestros venden la derrota. La sensación de sentirnos un equipo ganador en cualquier cancha, más allá de cómo termine el partido, hace rato que no se siente.
Jorge Almirón, quien todavía tiene muchísimo crédito por delante, apostó por una idea y cambió lo que había funcionado vs. Tigre. Le salió mal. El equipo regaló un tiempo y se fue sin nada del Viaducto ante uno de los últimos del torneo.
Para convertirse en un equipo confiable y seguro, el Xeneize no solo tendrá que ganar los importantes, sino también estos que parecen accesibles pero que pueden hacerte retroceder casilleros de un momento a otro. Ya lo dijo Bianchi: lo más difícil no es llegar, sino repetir.