El paso de Santiago Silva por Boca fue corto, pero intenso. El uruguayo arribó al Único Grande y asumió el desafío de convertirse en el 9 del equipo dirigido por Julio César Falcioni.
Los primeros meses no fueron fáciles y debió pasar el famoso periodo de adaptación. Luego, ya asentado, comenzó a hacer goles y a ganarse el respeto de la hinchada. En total fueron 55 partidos oficiales, 19 gritos y 1 título ganado (Copa Argentina 2012).
Hoy, a la distancia, el “Pelado” disfruta de lo vivido en aquellos años, guarda un gran cariño por el Xeneize y se enfoca en el manejo de “Silvando”, su restaurante ubicado en Málaga, España.
El lado B de Santiago Silva: de jugar en Boca a meterse en el mundo de la gastronomía
“Este proyecto fue algo que soñamos con mi familia. Siempre nos gustó la gastronomía y me lo imaginé hace tiempo. Hoy en día que estoy dentro de este emprendimiento, me doy cuenta de lo duro que es. Pero estoy contento”, contó Silva en un mano a mano exclusivo con Planeta Boca.
Respecto a la particular decoración del lugar, que tiene botines y recortes de diarios y revistas, detalló: “Fue todo de la familia. Todos participamos. Estuve muy mentalizado y muy metido en eso. Es una experiencia linda que vivimos junto a mi esposa y a mis hijos. Estoy contento por ese camino”.
No se retira: Silva, a sus 43 años quiere seguir jugando de manera profesional
Santiago Silva no sabe cuánto durará en esta aventura culinaria, pero lo que sí tiene claro es que le gustaría regresar al mundo del fútbol, el deporte que lo apasiona por completo: “Siempre estoy enfocado en el fútbol que es lo que amo. Me motiva volver a contagiar a los más jóvenes y siento que hay pocos referentes. Veo mucha falencia en ese aspecto. Me encantaría jugar hasta los 50 años, ja”.
El “Tanque”, quien se recibió de entrenador y tiene un máster en Director Deportivo, agrega: “Hay una carencia en el tema de gestionar las emociones de los más jóvenes. Veo que les cuesta mucho más de lo que nos costaba a nosotros hace 10 años. Si uno esta bien de arriba, de la cabeza, está bien de todo”.
“A los chicos de hoy en día, en el fútbol, se les da todo tan rápido que se les hace difícil manejar las emociones. Tanto las buenas como las malas, que en este mundo son mucho más”, concluyó en el mano a mano con PBJ.