Estas líneas nacen después de otra derrota de Boca que nos golpea bastante duro. Nadie queda conforme cuando su equipo pierde y quien diga lo contrario, intentando disfrazar la situación, entiende poco del deporte que nos atraviesa la vida por completo.
La bronca por el nivel individual de algunos futbolistas, que parecen haber caído en una meseta total, todavía nos acompaña y hace que el jueves laboral de cualquier bostero sea aún más difícil.
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Sin embargo de algo hay que agarrarse. Y ese “algo” hoy tiene nombre propio: Jorge Almirón. La llegada del nuevo DT nos invita a creer y revive, de alguna u otra manera, la ilusión. La vara futbolística está tan baja que cualquier mínimo cambio, como el hecho de que el Xeneize no se haya entregado ni siquiera jugando con 10 ante San Lorenzo, nos hará volver a sonreír.
El sábado iremos a La Bombonera, el mejor refugio para soportar las no tan buenas y esperar los días felices, con el deseo de que el contagio empiece a darse desde adentro hacia afuera. Por eso, es fundamental que los que cuentan con el privilegio de defender los colores más lindos del mundo le tiren una pared a quienes dejan muchísimas cosas de lado por acompañarlos.