En esta sección, hablamos exclusivamente de fútbol: esquemas, cambios, asociaciones y más. En esta entrega, el empate del Xeneize en La Paternal.
Formación inicial: las lesiones de Díaz e Insúa obligaban a Bianchi a hacer dos cambios en el equipo que le ganó a Racing. Zárate ocupó el lateral izquierdo y, después de una semana como incógnita, finalmente Pérez fue el compañero de Ribair en la zaga central. Una defensa inédita la del Xeneize, que se completó con Erbes en el costado derecho. El resto, igual que el domingo pasado. Gago suelto, con Ledesma como apoyo. Méndez y Sánchez Miño como opciones en ataque, Martínez suelto y Gigliotti como referencia de área.
Las fallas en la definición: un partido tan cerrado y en una cancha en la que las dimensiones dificultan el despliegue, obligan a tener efectividad. Una vez más, no ocurrió. En la semana, el plantel realizó ejercicios de definición, una de las grandes cuentas pendientes del conjunto azul y oro. Hoy no se notó: Gigliotti erró dos claras, el arquero tapó algunas, y los remates desde afuera del área se fueron desviados en su mayoría.
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Siguen las sociedades: más allá de no poder concretarlas, otra vez Boca generó muchas jugadas gracias a las combinaciones entre volantes y delanteros. Sánchez Miño y Martínez ya forman una dupla más que interesante. Esas asociaciones son las que generan mayor peligro.
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Otra vez la valla invicta: como ante Racing, el Xeneize no recibió goles. Se vio a una defensa bien parada que casi no recibió ataques. Pérez se entendió bien con Ribair, cumplió. La baja de Erbes supone una incógnita para la semana, en cuanto al puesto de lateral derecho.
Los cambios de Bianchi: Claudio Riaño ingresó por Juan Manuel Martínez para encontrar el desequilibrio. No pudo hacer mucho. El obligado, sobre el final, fue Gonzalo Escalante reemplazando a Erbes. Boca terminó igual que como arrancó: las sustituciones siempre son de nombre pero pocas veces de sistema.
Para trabajar: la definición, esa cuenta pendiente que tiene el equipo desde hace tiempo.
