Teniendo en cuenta el lamentable hecho ocurrido con el masajista de Racing Club, Falcioni decidió dar por terminado el entrenamiento debido a las condiciones climáticas.
Esta tarde, Boca estaba llevando a cabo el segundo turno de trabajo bajo un cielo gris y con un fuerte viento. El técnico y el profe Otero resolvieron que lo mejor era que los jugadores se refugien en el vestuario para evitar cualquier inconveniente no deseado. Las lluvias torrenciales no tardaron en caer, dándole la derecha al cuerpo técnico.
Antes de que el clima se adueñe del entrenamiento, el plantel había estado realizando un táctico defensivo en inferioridad numérica, donde cuatro jugadores atacaban y tres defendían. El primer trío estuvo compuesto por Calvo, Caruzzo e Insaurralde, mientras que Clemente, Cellay y Monzón hicieron lo propio posteriormente.
Al igual que en el primer turno, Jesús Méndez volvió a moverse con el grupo tras el desgarro sufrido. Por su parte, Juan Román Riquelme trabajó en el gimnasio con el objetivo de favorecer al fortalecimiento muscular de su rodilla.