Así te quiero, Boca, como en el segundo tiempo contra Barracas: manejando la pelota, juntando pases en campo rival, adelantando las líneas, asumiendo los riesgos, imponiéndole condiciones al que está enfrente y yendo para adelante. Porque al fin y al cabo no hubo, hay ni habrá otra manera de jugar cuando se viste esta camiseta.

Los primeros 45 minutos fueron un aprendizaje. Una vez más quedó demostrado que especulando nunca llegaremos a nada. Por suerte, Claudio Ubeda entendió cuál era el cambio que debía hacer y Exequiel Zeballos tuvo el partido que tanto esperaba. Pero no fue lo único: Milton Delgado jugó como para no salir más, Leandro Paredes es jerarquía pura, Ander Herrera entró bien y los dos 9, Milton Giménez y Miguel Merentiel, pese a no tener un buen partido con la pelota en los pies, la embocaron. No es poca cosa.

Boca trepó en la Tabla Anual. Foto: Getty.

Ojo, tampoco nos comamos la curva porque todavía falta un montón. Hay cuestiones que deben revisarse, como por ejemplo la apatía de algunos futbolistas que siguen desperdiciando oportunidades. Pero como nos enseñó el maestro Carlos Bianchi, desde el triunfo siempre será más fácil corregir y una victoria, casi siempre, llama a la otra. Ojalá.

Nos quedan tres partidos para cumplir el primer objetivo, que es clasificar a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2026. Ahí está la obligación. De afuera no podemos verla nunca más. Por eso, contra Estudiantes en La Plata y frente a River y Tigre, en casa y con nuestra gente, no habrá que hacer otra cosa que jugar tal como lo indican nuestros valores: pierna fuerte, corazón caliente y mente fría. ¡Boca viejo nomás!