Además de la pobre jornada futbolística ante River, los mensajes que salieron desde el lado de Boca fueron peligrosos. Un director técnico que cuenta un partido que nadie vio y un capitán que no reconoce la falencia de un plantel que está en falta con la gente. “No, para nada. Nosotros trabajamos en el día a día. Hoy nos tocó perder pero seguimos trabajando, estamos punteros y eso es lo que los tiene que dejar tranquilos”, respondió Marcos Rojo.
Errónea y curiosa frase de un jugador, que además de capitán es hincha de Boca. Y esto lo subrayo porque justamente al ser hincha, y por la edad que tiene, ha crecido viendo al mejor Boca de todos los tiempos.
Uno supone que cuando Marcos tenía 10 años habrá gritado junto a su papá los goles de Palermo ante el Real Madrid o sufrido con aquella final frente al Bayern Múnich, también en Tokio. Años más tarde, festejado una libertadores con un Riquelme intratable y también habrá sido testigo ya en Inglaterra de varias decepciones. Pero lo que siempre le habrá transmitido su padre es la grandeza del club que es hincha y por eso quiso cumplir el sueño de vestir la camiseta.
Rojo debe saber que Boca está en deuda
Estoy convencido, o por lo menos quiero creer, que Rojo sabe que están en deuda con la gente. Que más allá de que las mayores críticas se la lleva el entrenador, los jugadores también son responsables de este momento duro para el hincha.
Es verdad que se entrenan y trabajan día a día para conseguir el objetivo como él dice en la frase. Pero vestir la camiseta de Boca no es solamente eso. También implica una cuota de entrega al máximo en los partidos que en muchos, y en especial en los importantes, no se ve.
El duro golpe de la eliminación en la Copa Libertadores está muy latente como para semejante declaración. Ojalá que esa deuda se pague con el campeonato y así ir de la mejor manera al Mundial de Clubes. Pero hay una cosa que está clara: hoy, siendo 28 de abril del 2025 este plantel sí está en deuda. La derrota ante Alianza Lima, la manera que se jugó el Superclásico y la falta de campeonatos desde el 2022, por ahora así lo demuestran.