La fría estadística dice que Miguel Ángel Russo fue el director técnico que le dio a Boca su sexta Copa Libertadores. El que ascendió a Lanús, Estudiantes y Rosario Central. El que armó un equipazo en Vélez y el que logró dos títulos muy recordados en Millonarios de Colombia. Pero déjenme decirles que la principal virtud de Miguel fue de vida, más que futbolístico.

Fue un muy buen DT y varios de sus equipos quedaron en la historia, pero principalmente fue maestro de varios futbolistas que luego se convirtieron en ídolos y que siempre le reconocieron sus enseñanzas.

Russo, con la sonrisa que lo caracteriza. (Getty)

Russo, el maestro: los testimonios que demuestran la grandeza de Miguel

En la cobertura que hice en estas últimas horas, estuve recogiendo varios testimonios. No me interesa hablar desde lo personal, sino resumir algunos conceptos que me impactaron y que identifica a Miguel en la voz de la gente realmente cercana a su vida.

Uno de sus amigos escribió la frase: “Hasta en tus últimos momentos hiciste lo que quisiste, qué loco”. Y nos obliga a pensar… ¿Cuántas personas que abandonaron este mundo habrán conseguido eso? Él formará parte de esa, sin dudas, reducida lista.

Disfrutá lo que haces, yo cierro los ojos y todavía recuerdo lo que hacía cuando tenía 30 años, y eso ya no vas a volver a vivirlo”, eran las palabras Emiliano Vecchio hacia él cuando volvió a Central y estaba preocupado más por otras cosas del club que de jugar a la pelota. “Feliz”, cuando Fatura Braun le preguntó a Miguel cómo estaba en ese partido en Rosario, que el fútbol quiso que su último partido de visitante sea en el Gigante y el último de local en La Bombonera.

Y así miles de testimonios, de chicos que se han aguantado sus “duros mensajes” sobre cómo vivir la vida, qué hacer con lo ganado, cómo administrar la fama y el tiempo libre, pero que con el correr de los años, entendieron que era para su bien. Hemos vivido jornadas de muchas horas llenas de emoción y dolor mientras que intentábamos contar lo que pasaba a lo largo de la programación, pero estoy convencido de que desde donde Miguel lo haya visto, seguramente estará orgulloso. En su último adiós se habló de fútbol, sin distinción de camiseta, y de la vida de eso que tanto enseñó Miguel. Gracias…