Todos los hinchas de Boca quieren festejar este domingo 9 de noviembre por la noche. El Superclásico con River siempre es importante pero por el momento del año y todo lo que se vivió en la temporada, quienes aman al Xeneize entienden que se juega muchísimo más.
Tres años pasaron del último triunfo ante el clásico rival en condición de local, y la alegría es necesaria para seguir. No solo por clasificar a la Copa Libertadores 2026 o mandar al Millonario a la Copa Sudamericana sino por remediar todo lo que pasó este año. Este Superclásico es la oportunidad perfecta que tiene Claudio Úbeda y sus jugadores para buscar ese desahogo que se le viene negando al hincha hace mucho tiempo.
El 2025 le pegó muchísimas piñas al hincha de Boca, y este domingo es la gran chance de curar esa herida, independientemente de lo que ocurra después. A la angustia de dos años de no jugar la Copa se sumaron la inestabilidad futbolística, duras derrotas con Alianza Lima y River y la bronca por lo ocurrido en el Mundial de Clubes.
Además, como si todo esto fuera de poco, la muerte de Miguel Ángel Russo agregó ese halo de tristeza que como tal no se había manifestado en hechos futbolísticos. De la desazón a la bronca y de la bronca a la tristeza, así fue el 2025 de Boca, La mirada ahora es de esperanza por la chance de matar dos pájaros de un tiro y soñar con un 2026 diferente, todos juntos como la historia lo mandó siempre. Y eso es y será siempre igual, sin importar los resultados.
Superclásico clave: la chance de Boca de sanar las heridas del 2025
Desde enero a esta parte, el día a día de Boca tuvo absolutamente de todo. Se puede decir con toda tranquilidad que un año en el Xeneize pueden ser varios en otro club, por los sucesos que ocurren e implican al Único Grande.
Fernando Gago empezó el año con el mercado de pases donde más millones se invirtieron en el último tiempo. Pero esto no alcanzó y llegó el primer golpe: Alianza Lima. El equipo quedó afuera de la Copa Libertadores en fase previa 2 y, por lo tanto, no tuvo competencia internacional.
Meses después, cuando parecía que en lo futbolístico había un rumbo, llegó la derrota en el Superclásico y el despido de Fernando Gago a un mes y medio del Mundial de Clubes. Mariano Herrón fue el interino y el equipo quedó eliminado con Independiente en La Bombonera, ganándose los insultos para absolutamente todos los protagonistas, incluidos los dirigentes.
La vuelta de Miguel, el dolor por su partida y el cambio de mentalidad
Miguel Ángel Russo regresó al club como piloto de tormentas y con duelos ante Benfica y Bayern Múnich por delante. Supo transmitirle a los jugadores lo que significaba estar en Boca y logró un cambio de actitud. Los hinchas se ilusionaron por un momento en el Mundial de Clubes pero lo futbolístico no pudo cambiar del todo y el recuerdo se empañó con el empate frente al Auckland City en Nashville.
Al regreso, se estiró a 12 la cifra de partidos sin ganar y además hubo eliminación en la Copa Argentina. Cuando el rumbo futbolístico empezó a aparecer para agosto, la salud del DT empeoró y los focos empezaron a apuntar hacia otro lado. Falleció el 8 de octubre tras una dura batalla contra el cáncer y Claudio Úbeda pasó a estar a cargo.
Nunca antes había ocurrido en la historia del club y por primera vez en el año vino la tristeza después de la bronca, con una despedida a la altura de su gloria y lo que es el hincha de Boca.
El Sifón se hizo cargo de un plantel golpeado y ganó los últimos dos encuentros mostrando un cambio de actitud más allá de lo táctico. Ante River será una prueba de fuego de cara a lo que viene y en lo personal pensando en su puesto. Por eso, más que nunca, el Xeneize luchará por quedarse con los tres puntos en La Bombonera tres años después de haberlo logrado por última vez allí.
