Lamentablemente este artículo de opinión no varía demasiado del que me tocó escribir en julio. Carlos Palacios, protagonista principal de esta columna, sigue sin encajar en Boca y continúa siendo noticia por cuestiones que exceden al juego.
Su nivel dentro de la cancha es flojo, cada vez cuesta más justificar su titularidad, que a esta altura pende de un hilo, y en la tribuna ya lo empiezan a mirar de reojo.
El chileno parece estar encerrado en su mundo y desconoce la realidad. Así será difícil que logre obtener una de las mejores cosas que le pueden pasar a un futbolista profesional en su carrera: el cariño genuino del Jugador Número 12.
Para poner mala cara, primero hay que destacarse en la cancha
Van 27 minutos del segundo tiempo. Miguel Russo piensa un cambio, Claudio Úbeda, uno de sus ayudantes, lo ejecuta. Sale Palacios, entra Alan Velasco. El exColo Colo saluda a su compañero, pero cuando pasa por al lado del “Sifón” lo mira de mala manera y le reprocha la acción.
La transmisión oficial capta el momento, la imagen se hace viral en pocos minutos y recorre las redes sociales de inmediato. Otra vez lo mismo. La conclusión final vuelve a ser la misma de casi todo el 2025: este hombre no entiende dónde está, ni la camiseta que representa.
Antes de continuar, aclaro algo necesario: Palacios no fue ni será el único futbolista en quedar molesto por tener que abandonar el terreno de juego.Pasa más de lo que podemos imaginar. En el fútbol profesional y en una canchita de barrio. Pero no hace falta ser un erudito en la materia para comprender que para enojarse, primero hay que rendir.
Una adaptación demasiado larga: la paciencia se acaba
Carlos Palacios acordó su pase a Boca a fines de 2024 y fue una de las primeras caras nuevas para encarar la actual temporada. Es decir, el chileno ya lleva casi 10 meses en el club más popular de la Argentina y a esta altura hay cosas que deberían estar claras. Pero no.
Declaraciones con poca coherencia, fotos con la barra brava de Colo Colo, ausencias al entrenamiento, castigo por indisciplina por parte de Fernando Gago, ex entrenador de Boca, gestos a la hinchada de River antes de jugar el Superclásico son algunas de las cosas que se suman al gesto evitable que le hizo “Carlitos” a Úbeda en el partido vs. Central. Demasiada exposición para apenas haber completado 6 de los 27 partidos oficiales que le tocó jugar.
Las cosas pueden salir mejor o peor en la cancha, pero en Boca las formas importan y mucho. No conozco ningún jugador que haya sobresalido sin tener esto en cuenta.
Dejar pasar el tren de Boca sería un error gravísimo
Más allá de marcar la disconformidad que siento, con la que varios pueden sentirse representados, por lo hecho hasta ahora por Palacios, deseo de todo corazón que estas líneas envejezcan mal y haya que tirarlas a la basura en poco tiempo.
Pero para que esto último ocurra, el nacido en Chile deberá entender que hay trenes que no pasan dos veces. El de Boca, el club al que millones desean llegar, puede ser uno de ellos. Quizá haya llegado el momento de hacerle caso a Guillermo Barros Schelotto, ídolo de nuestra gloriosa institución, quien sostuvo que hay jugador de Boca hay que ser durante las 24 horas del día.
En Russo y Paredes vive la esperanza para encarrilar a Palacios
Miguel Russo conoce como pocos al Mundo Boca. Sabe lo que está bien, lo que está mal, lo que hace más o menos ruido y también cómo debe comportarse un jugador que quiera serle útil al equipo, al margen de sus cualidades.
Leandro Paredes, criado en club y con una amplia trayectoria por Europa, donde compartió planteles con referentes de peso, llegó para marcar el camino. Nos damos cuenta nosotros, los que estamos afuera, pero también los que conviven puertas adentro con el campeón del mundo.
La senda está marcada y adelante de todo van Miguel y Leandro. El resto, en fila, atrás. Nadie sabe cómo terminará esta historia, pero cualquiera que quiera acercarse a algún trofeo y soñar con darle otro título a Boca deberá seguirlos. Solo basta con mirar sus palmarés como para entender el motivo.