Boca fue eliminado de la Copa Argentina 2025 y recibió otro duro golpe. Uno más en un año que ya viene complicado, sin Copa Libertadores, con una eliminación de local ante Independiente y con el empate ante el plantel amateur de Auckland City. El problema puede analizarse desde muchos puntos, pero voy a enfocarme en un detalle: el Xeneize siempre repite fórmulas que ya se comprobó que no funcionan.
El equipo, a nivel futbolístico, cambia algunas caras pero sigue involucionando. Aún así, hay cuestiones de fondo que se sostienen: en la previa del encuentro ante Atlético Tucumán, los hinchas se sorprendieron ante la enésima oportunidad para Frank Fabra como titular, un ciclo que ya está terminado y se nota en las tribunas y las redes sociales.
Pero eso no es todo. Una de las certezas que había dejado el primer semestre era que Rodrigo Battaglia lucía más cómodo como volante central que como defensor. Sin embargo, por la llegada de Leandro Paredes y la lesión de Nicolás Figal volvió a aparecer en el fondo. No funcionó nuevamente.
Falta de rebeldía y situaciones que se repiten
En el medio, la gente de Boca sigue pidiendo oportunidades para Milton Delgado que siguen sin llegar. Tras ser figura en la primera mitad del año, no participó del Mundial de Clubes y ahora ve todo desde el banco de suplentes. Lo mismo pasa con Lautaro Di Lollo, quien le dejó su lugar a Battaglia. Russo es de llevar de a poco a los juveniles, pero ambos ya demostraron que las veces que jugaron de titular lo hicieron muy bien, en especial el volante.
Mientras tanto, hay cuestiones colectivas que también se sostienen, sin importar el rival. El equipo no transmite agresividad hasta que le convierten. Boca, con nombres o actitudes, repite cosas que no van a funcionar y la gente una vez más termina descontenta. Ese “loop” negativo solo se combate con cambios reales.